Manuel Ortiz Heras, catedrático de Historia Contemporánea de la UCLM y escritor, presentó en Popular Libros su último libro, Historia en las ondas. Los años que vivimos críticamente. El autor comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos sobre la obra.
¿Por qué ese título?
El libro recoge las 118 colaboraciones que he hecho en la Cadena Ser en casi cinco años, todos los jueves. Pensé que, además de poder oírlas, estaba bien agruparlas en un libro. Como historiador que soy, lo que hago siempre en mis contribuciones es remontarme al pasado para encontrar explicaciones a problemas actuales.
¿Que diría que marcó la historia reciente?
Lo primero es la rapidez, la tremenda velocidad a la que nos hemos ido adaptando a situaciones tan cambiantes. El mundo, en solo cinco años, ha experimentado un cambio brutal, no solo por la Covid, pero ha sido un giro copernicano. Desde el punto de vista político, lo que ocurrió el miércoles, puede ser el colofón, este viraje a posturas ultraconservadoras a nivel global. Pero no es sólo Trump, es lo que estamos viendo en Latinoamérica o en Europa, todo eso adobado con dos conflictos mundiales que nos están trayendo en jaque, la guerra de Ucrania y lo que está ocurriendo en Gaza. Todo esto, a la vez, no había ocurrido antes, de tal manera que está cambiando realmente la política y, como consecuencia, la percepción que tiene la sociedad.
La comunicación, es fundamental también...
Ahora, por ejemplo, todo el mundo coincide en que, sobre todo las generaciones más jóvenes, pero no sólo, no se informan como habitualmente, y esto influyó en la campaña norteamericana, como lo hacían nuestras generaciones, con la televisión, la radio y la prensa escrita, ahora son las redes sociales y el impacto de las redes sociales también hace que vivamos en un mundo realmente desinformado, y puede parecer un contrasentido, pero hoy la gente no se preocupa por contrastar lo primero que oye, lo primero que le llega, sea lo que sea, aunque sea el disparate más grande y hemos podido comprobarlo en nuestro país y lo tenemos reciente con el tema de la DANA, cuando empezaron a circular esas catastróficas cifras de más de 2.000 muertos. La gente rápidamente siguió esos tuits que lo único que pretendían era crear un clima de caos y de confusión.
¿Es más inestable este siglo XXI que finales del XX?
Yo no soy el único que tiene la opinión de que estamos viviendo un largo período de transición desde el final de la Guerra Fría, esto que algunos han llamado la Posguerra Fría, pues todo terminó en al año 1989 y ya estamos en 2024. Lo que parece claro es que el mundo no tiene nada que ver con aquel bipolar de la Guerra Fría, donde todo se dividía entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Ahora mismo no hay nadie capaz de ejercer ese liderazgo, ni Estados Unidos, a pesar de que sigue siendo la gran potencia, pero ha irrumpido China y no podemos olvidarnos de la India y están los famosos Brics, entre los cuales destaca Brasil, pero también está Sudáfrica y Rusia intentando recuperar el terrero perdido después de la implosión de la Unión Soviética. Verdaderamente, vivimos en un mundo mucho más inestable y ahora mismo nadie garantiza estabilidad y permanentemente tenemos, no ya guerras convencionales, sino otros fenómenos con mucha fuerza, que hemos interiorizado, como es el terrorismo, amenazados por atentados en cualquier punto del planeta. Entonces aquellos pronósticos que se conocieron tras la caída del Muro, del Fin de la Historia, en un camino de infinita prosperidad y desarrollo, eso ha quedado por los suelos. Ahora mismo la situación es bastante más problemática y nadie es capaz de dar un mínimo de seguridad. Eso repercute a nivel cotidiano.
Como se dice, ¿está polarizada la sociedad?
Creo que es un síntoma también de lo que decía. Es evidente que esto se ha producido así, estas conmigo o contra mí, pero no hay gamas intermedias. No hay, como en décadas pasadas, zonas intermedias y ahora hay una línea divisoria absoluta, que vemos en Estados Unidos, en Europa y, por supuesto en España. Ahora es impensable poder llegar a acuerdos parlamentarios y qué lejos queda aquella época en la que se alcanzaban acuerdos. Hemos pasado del bipartidismo, que creíamos el gran peligro, después de la transición, a esta situación de bloques, de la derecha y la izquierda o del Gobierno y el que representa el Partido Popular y Vox. Es evidente que nos encontramos en una situación de radicalización de las posturas y es muy difícil convencer a los del otro lado. Esto sólo contribuye al descrédito de la democracia, que sigue siendo el mejor de los sistemas políticos que se ha encontrado, no hay alternativa, por mucho que la democracia no sea el antídoto para resolver los problemas de todos.