En una tierra de viñedos con extensas denominaciones de origen como es Castilla-La Mancha, en un rincón del sur de la provincia de Cuenca nos encontramos con la Denominación de Origen Protegida Ribera (DOP) del Júcar, de apenas 9.000 hectáreas de superficie, concretamente en los municipios de Casas de Benítez, Casas de Fernando Alonso, Casas de Guijarro, Casas de Haro, El Picazo, Pozoamargo y Sisante. Nacida en 2003 como una iniciativa conjunta de un grupo de cooperativas elaboradoras de vino y bodegas particulares de la provincia de Cuenca, su objetivo es colaborar activamente en la producción y comercialización de vinos de calidad. Para ello, las bodegas han hecho un gran esfuerzo inversor en nuevas tecnologías y los viticultores se han centrado en la reconversión de sus viñedos hacia variedades complementarias a las tradicionales, como bobal, tempranillo o moscatel de grano menudo.
La DOP Ribera del Júcar está concebida como un proyecto multifuncional que gira en torno al equilibrio del ecosistema vitivinícola, siendo su origen las prácticas respetuosas con el medio ambiente en el cuidado de las viñas. También persigue fomentar el desarrollo de los viticultores y del resto de los habitantes de los pueblos de la zona a través de actividades paralelas al vino como el ecoturismo, las visitas a bodegas o mediante alternativas de ocio al aire libre. Se trata de una iniciativa muy relevante en estos tiempos de España vaciada y deja claro que las denominaciones de origen (e indicaciones geográficas) son una herramienta muy a tener en cuenta a la hora de fijar población en el medio rural.
Como todas las DOP e IGP (Indicación Geográfica Protegida) de Castilla-La Mancha, Ribera del Júcar está amparada para la marca Campo y Alma, que se encarga de promocionar los mejores productos agroalimentarios regionales dentro y fuera de las fronteras de la comunidad. Es una manera de dar a los productores y elaboradores castellano-manchegos la importancia que merecen, ya que son la base de un potentísimo sector primario y además uno de los pilares fundamentales para mantener nuestros pueblos con vida.
El lugar perfectoY vida trae también el viñedo a la Ribera del Júcar, ya que el cultivo de la vid, junto con el de los cereales, está profundamente arraigado en la comarca. De hecho, consta documentación que acredita que en el año 1613 hay una donación del Sr. Doctor Xpobal de Tébar Origuela y Balençuela, que dona a la Compañía de Jesús "...unas casas y heredad de viña (...) plantada de piedra, en la jurisdicción de San Clemente, que llaman las Casas de Fernando Alonso... que es de mucho valor". Las referencias al viñedo en los siglos posteriores son abundantes y hoy en día sigue siendo un cultivo de gran importancia.
Algo lógico si se tiene en cuenta las favorables condiciones con las que cuenta la zona de producción de la DOP Ribera del Júcar, que se caracteriza por su horizontalidad, estando constituida por una llanura en la que descansan algunos oteros. Esta horizontalidad es rota por el paso del río que da nombre a esta denominación y por algunas lomas boscosas entre Sisante y Casas de Haro. Los profundos terrenos arcilloso-calcáreos, cubiertos de cantos rodados, se asientan sobre una altiplanicie mesetaria con una altitud media que ronda los 750 metros. Esta incomparable situación y el especial microclima de la Ribera del Júcar aseguran unas condiciones excelentes para el cultivo de la vid.
Sus vinos.
Las variedades de uva que se incluyen en el pliego de condiciones de la denominación son, en tintas, cencibel o tempranillo, cabernet sauvignon, merlot, syrah, bobal, petit verdot, cabernet franc, garnacha tinta, garnacha tintorera y monastrell; y en blancas moscatel de grano menudo, sauvignon blanc, airén, macabeo, verdejo, pardillo o
El lugar perfectomarisancho y chardonnay. De entre todas ellas, bobal y moscatel de grano menudo son las más arraigadas en la zona, según explican desde la DOP. Por otro lado, el 50% de las cepas tienen una edad de entre 35 y 40 años, lo que asegura una buena relación entre la producción y la calidad de la uva.
En Ribera del Júcar se producen tanto vinos tintos como blancos y rosados y además de los tradicionales, también se pueden encontrar semisecos, semidulces y dulces. Para cualquiera de ellos, los requisitos son estrictos. En primer lugar, se limita la producción por hectárea en el viñedo, de manera que mejora la calidad de la uva por el hecho de que la cepa puede "atender" mejor a los racimos si tiene pocos que si tiene demasiados. Además hay que seguir ciertas exigencias a la hora del prensado, la fermentación o el envejecimiento en barrica, si es el caso.
Gracias a la conjunción de factores como clima, suelo, modernización de las instalaciones y viñedos, buen hacer de los enólogos y requisitos estrictos, el resultado que embotellan en Ribera del Júcar es de altísima calidad. Los tintos (que constituyen la mayor parte de la producción) son poco astringentes, suaves y a la vez profundos con un perfecto equilibrio acidez-tanicidad. Se trata de unos vinos con carácter propio y con una intensidad de color, según la procedencia, que oscila entre el rojo cereza y el rojo rubí con tonos azulados y violáceos. En nariz se aprecian los fondos varietales, de complejos aromas frutales, limpios y con personalidad. Son sabrosos en boca, equilibrados y redondos. En los vinos blancos se mantiene ese equilibrio entre la acidez y los taninos, lo cual les confiere armonía.
El lugar perfectoPero para conseguir los magníficos resultados que se consiguen se realizan múltiples controles durante el proceso de elaboración. El organismo de certificación efectúa comprobaciones periódicas sobre la materia prima, la elaboración, el embotellado y el etiquetado, con vistas a obtener garantías sobre la trazabilidad del vino. Además, muestrea y somete a los correspondientes análisis físico-químicos y organolépticos al menos al 50% del volumen total del vino que en cada campaña el operador en cuestión ha considerado como apto al cumplir las características analíticas y organolépticas recogidas en el pliego de condiciones de la DOP.
Gracias a este control en la elaboración, las botellas de Ribera del Júcar con DOP tienen presencia en el mercado nacional e internacional. Concretamente, la comercialización de sus vinos se reparte casi a partes iguales entre el interior de la península (58%) y el extranjero (42%).
Los mejores productos a solo un clic: market.campoyalma.com
Además de apoyar a los agricultores y ganaderos y colaborar en la promoción de los productos agroalimentarios castellano-manchegos con IGP y DOP, Campo y Alma cuenta con una plataforma de compras en internet. Se trata de market.campoyalma.com, a través de la cual los consumidores tienen la oportunidad de adquirir, directamente al productor, sin intermediarios y con solo un clic, un enorme abanico de alimentos: aceites, vinos, quesos, verduras y hortalizas, carnes, azafrán, miel, conservas, alimento ecológicos... En la plataforma se pueden encontrar tanto productos amparados por DOP o IGP como otros que no cuentan con esas figuras pero son también de altísima calidad y están cultivados, criados o elaborados en Castilla-La Mancha. Además, consumiendo alimentos procedentes de nuestra región se colabora en la lucha contra la despoblación y el cambio climático gracias a la manera en la que son producidos, siempre con respeto por el medio ambiente y en zonas desfavorecidas.