La Dana de Valencia no ha sido provocada ni por el PP ni por Podemos ni por Vox ni por el PSOE. Ninguno tiene la culpa de la Dana, pero para que veamos los miserables que son nuestros políticos, aprovechando la ocasión, se han empezado a tirar al codillo unos a otros. ¡Que si no avisaste! ¡Qué si no mandaste al ejercito! ¡Que si la Confederación depende del Gobierno! ¡Que si Mazón estaba en una comida! … Esas son muchas de las acusaciones que se han hecho. La izquierda es una máquina de propaganda y publicidad; cuando el Prestige sacó un suculento beneficio de una desgracia, y la famosa frase de «nunca máis». Fue como el símbolo de una supuesta lucha por la libertad, pero era una falacia bien usada. Ningún político tuvo la culpa de la desgracia del Prestige. Fueron los armadores y el capitán. Cuando llegó cerca de las costas gallegas era un barco herido que buscaba un sitio para hundirse. Aznar era presidente del gobierno y envió a Rajoy, -que ha demostrado ser bastante inútil a lo largo del tiempo-, a ver cómo podía resolver la situación. Rajoy no era el culpable del hundimiento del Prestige, ni el barco era de bandera española, ni pasaba la ITV en España, pero al final de repetir millones de veces «nunca máis», parecía Rajoy había tirado él mismo el petróleo a la costa gallega. Una obra maestra de propaganda. No menos virguera fue la maniobra que Rubalcaba realizó después del 11M.
Rubalcaba, que era un experto en publicidad y en propaganda diseñó una operación publicitaria brutal, en la que parecía que los que habían puesto la bomba era los del PP. Convocó a la guardia pretoriana socialista en las puertas de las sedes del PP en toda España y le dio la vuelta a unas elecciones cuyo pronóstico era que volviera a ganar el PP por mayoría absoluta. Los que pusieron la bomba eran terroristas islámicos, pero después de la maniobra propagandística parecía que la había puesto Aznar. Así llegó Zapatero a la Moncloa.
Rubalcaba consiguió finalmente echar a Zapatero en el último minuto y terminó de presidente del Gobierno. Zapatero huía entre las sombras, y no sabemos quién esparció otra vez la mierda del desastre del Estatuto y la renuncia de España a un plan hidrológico pagado por Europa y que hubiera salvado muchas vidas en la Dana de Valencia.
Pero Rajoy no tuvo los suficientes redaños para recuperar el plan hidrológico a pesar de haber ganado con mayoría absoluta, ni derogar la ley de la memoria histórica, ni remendar el roto que nos había hecho Zapatero. Uno por malvado y otro por inútil.
Ahora el PP pretende echar la culpa al PSOE porque el presidente del gobierno no ha mandado al ejército a Valencia, esperando, según el presidente, a que se lo pidieran. Cuando la riada del País Vasco, Felipe González mandó al ejercito sin preguntar, a pesar de que los vascos tenían un ejército, la Ertzaintza, que podía haber hecho frente a la situación. Felipe sería lo que fuera, pero era un buen estadista.
Valencia no tiene una policía autonómica, y por tanto con lo único que podía contar era con el ejército.
Nadie del PP lo ha dicho. Están todos ahí a escupitajos verbales, pero nadie habla de los radares rotos, del personal auxiliar … Ya estamos otra vez en el «y tú más».