«Europa debería contar con un mercado único de la energía»

A.G.
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Óscar Vara , doctor en Teoría Económica por la Universidad Autónoma de Madrid, es especialista en la divulgación de la influencia de la geopolítica en la economía, temática que centró una conferencia organizada por el Colegio de Economistas

Óscar Vara, durante la conferencia organizada por el Colegio de Economistas. - Foto: Víctor Fernández

Óscar Vara Crespo, experto en geopolítica y fundador del canal Geopolinómicos, donde analiza la geopolítica en clave económica, fue el ponente en una nueva cita de las Jornadas Profesionales que organiza el Colegio de Economistas de Albacete 

Un mundo en desorden. Retos para Europa fue el título de la conferencia impartida en la Fábrica de Harinas, introducida por Manuel González Tébar, presidente de la entidad organizadora,

Con todos los acontecimientos que se han sucedido desde la pandemia, ¿es ahora más fácil que el ciudadano entienda la influencia de la geopolítica en su día a día?

Sí, porque cada vez es más fácil comprobar que los flujos de lo que nosotros necesitamos para funcionar, como energía o recursos naturales, se ven interrumpidos por problemas como los conflictos bélicos y que el comercio internacional, del que depende nuestro bienestar, puede verse alterado.

Además, como ya tenemos la experiencia de que significa esto en términos de inflación, creo que estamos perfectamente prevenidos de la importancia que tienen las relaciones internacionales para nuestro propio bolsillo. 

Antes se hablaba del efecto mariposa para explicar la influencia aquí de algo que ocurría muy lejos, ¿ha quedado superado ese término al ser algo habitual?

Sí, porque de acuerdo a la teoría de las catástrofes no sabíamos cuando se verían los efectos del aleteo de la mariposa, pero ahora los vemos prácticamente en tiempo real.

Todas las economías están tan interconectadas que vemos inmediatamente el impacto, no solo de la geopolítica sino también con causas como la pandemia. En los confinamientos comprendimos lo importante que son esas cadenas de suministros que han quedado repartidas por todo el mundo. 

Si se produce cualquier alteración en el proceso que lleva los recursos naturales por varios países hasta convertirse, por ejemplo, en un móvil, nosotros lo vivimos en primera persona, porque además nuestra capacidad para producir lo que necesitamos es muy mejorable.

En el caso de la Europa, en la que centra su conferencia, ¿cuál es la situación actual?

Estamos muy golpeados, aunque hacemos lo posible por adaptarnos, como ocurre con la economía más afectada, que la de Alemania.

El incremento del precio de los combustibles con respecto a los de 2021, aunque se ha reducido mucho desde el pico de 2022, sigue siendo muy elevado, especialmente en el caso del gas natural. En el caso del petróleo hemos buscado proveedores nuevos, pero el gas ha pasado de venir por tubería a hacerlo por barco, que es mucho más caro. Eso a Alemania le está haciendo mucho daño y si algo lastima a la economía alemana, al final lo terminaremos notando, porque comerciamos mucho con ellos y vienen mucho de turismo.

Ahora en lo que estamos es en correr mucho para que nuestra economía no dependa tanto de combustibles fósiles, pero eso tampoco se puede improvisar. 

¿Qué reformas o medidas son más necesarias para fortalecer la economía europea y protegerla de esos impactos externos?

La primera debería ser contar con un mercado único de la energía eléctrica, porque las conexiones son escasas y malas y siempre ha habido cierta reticencia de nuestros vecinos franceses para mejorarlas.  Ahora, cuando hacen falta megavatios en el norte de Europa y se producen más baratos aquí, no se pueden trasladar. Necesitamos conexiones más amplias y eficientes y hay que caminar en esa dirección si queremos una Europa unida.

También hay que plantear las estrategias de electrificación, primero de la industria y luego, con mucha más demora, el transporte. Transportar todo lo que necesita Europa aún necesita de petróleo y afortunadamente nos lo venden otros países que no son Rusia y está en un precio más o menos razonable. Sin embargo, si el conflicto de Oriente Próximo hace que las cosas se pongan más difíciles, nos encontraremos ante más incertidumbres.

Vivimos en tiempos inciertos y es algo con lo que tenemos que contar. No podemos dar ya nada por sentado y sí hacer todas las transformaciones posibles en previsión de lo que pueda pasar.

Al igual que ocurre con la energía, vimos interrumpidos los flujos del comercio internacional, algo que parecía impensable, ¿qué medidas pueden tomarse en ese ámbito?

La Unión Europea se está moviendo mucho, no solo a nivel institucional sino también empresarial, para traer lo más cerca posible esas factorías que se habían deslocalizado muy lejos, en el sudeste asiático y China. 

Hay proyectos importantes en el norte de África para tratar de traer lo más cerca posible las cadenas de suministro, teniendo en cuenta a la vez que los costes de producción dentro de nuestras siguen siendo elevados. Si queremos competir con los chinos, tenemos que buscar países más baratos, como Marruecos, que se va a ver muy beneficiado en los próximos años. 

¿Hay margen para el optimismo entre tanta incertidumbre o es más apropiado ponerse en lo peor? 

Mejor ser cautos y estar preparados para imprevistos. De hecho, actualmente a cualquier previsión sobre el futuro ya se le pone siempre la coletilla teniendo en cuenta los riesgos geopolíticos, porque, por ejemplo, yo creo que nadie sabe qué va a pasar con el conflicto en Gaza y puede tener una gran influencia.

Si el conflicto escala y aparecen nuevos actores, como Hizbollah, los yemeníes o incluso Irán. En cualquiera de esos casos, el comercio internacional se vería muy afectado, tanto en el flujo de petróleo hacia China como de mercancías y petróleo hacia Europa. Ahí estaríamos en una muy mala situación, porque se sumaría a todos los golpes recibidos desde la pandemia, que han requerido de mucho endeudamiento para superarlos.

Por último, en un ámbito más local, las últimas estadísticas hablan de un repunte de depósitos a plazo, ¿es el único refugio que encuentra un ahorrador entre tantas dudas?

Algo de eso hay, es normal que la gente se encuentre muy desconfiada. 

En cualquier caso, la remuneración de los depósitos en España va muy por detrás de la que se da en Europa. Es una cuestión que deberíamos hacernos mirar, porque el sector bancario español es muy ágil a la hora de repercutir los tipos de interés a las hipotecas, pero va con retraso cuando hay que remunerar el ahorro de sus clientes. Seguramente esto está relacionado con el factor oligopólico del sector financiero español.

También ahí se ven las dificultades que Europa no tenga un mercado único bancario o uniformidad fiscal. Tenemos todavía muchos problemas aún para que Europa sea un mercado único real.