Andrés Requena Puche recibirá el Premio al Mérito Empresarial por su amplia trayectoria en la dirección de la empresa Frutas y Turrones San Andrés, con sede en Tobarra, en la que aún continúa, según destacó en la presentación de los galardonados.

«Nuestra andadura comenzó en 1984, aunque la experiencia viene heredada de tres generaciones anteriores vinculadas a la industria del turrón. La tradición turronera comenzó a primeros de los años 1900 cuando mi abuelo Andrés Requena fundó la primera fábrica, que en aquel entonces se elaboraba de forma totalmente artesanal», relata Requena, recordando que «desde que se fundara esta primera fábrica, durante ya cuatro generaciones, la tradición ha pasado de padres a hijos hasta nuestros días» y «ya en los años 40, mi abuelo les cedió el negocio a sus hijos, mi padre Jacobo y mi tío Andrés, empezándose entonces la mecanización del proceso incorporando máquinas como batidoras, cortadoras o tostadores para los frutos secos».

Tras terminar los estudios de Bachiller Elemental, el reconocido se incorporó a la fábrica en 1962, con 15 años. Empezó de peón hasta que «aprendió a hacer turrón y la organización de la fabricación» y entonces se responsabilizó de la producción hasta 1968, cuando se marchó al servicio militar. 

Al regreso, se hace cargo de la dirección de la fábrica y su padre siguió con la labor comercial. «Continué al frente de la fábrica hasta el año 1984, en el que decidí independizarme y crear mi propia empresa. Fue entonces cuando inscribí la razón social actual Frutas y Turrones SA y la marca San Andrés, con la que seguí manteniendo el mercado nacional, pero con inquietudes por vender fuera de España», relata.

En continuo crecimiento de sus instalaciones, la empresa empieza a internacionalizarse, contando con unas líneas de producción con la más alta tecnología. Así, actualmente Frutas y Turrones San Andrés exporta más del 40% de su producción y está presente en unos 25 países de tres continentes, con perspectivas de aumentar su cuota de mercado internacional.

Dos de las hijas de Andrés  son responsables de los departamentos de Calidad y Exportación y también acaba de incorporarse su hijo. «Es la incorporación de las nuevas generaciones lo que me da empuje para seguir en activo, elaborando un producto de calidad y combinando a la perfección tradición y modernidad, pues la nuestra es una empresa con historia, pero sobre todo, con una gran proyección de futuro», indica.