Sacedón recupera este verano su condición de mar de Castilla y cuenta con un embalse de Entrepeñas preparado para recibir la temporada estival como no se recordaba desde hacía muchos años. Hoy más que nunca Sacedón es azul y verde.
Si este verano se visita La Alcarria de Guadalajara desde Toledo, Cuenca, Albacete o Ciudad Real, Sacedón será punto de entrada ideal, conectado con los campos de lavanda por una carretera preciosa que se adentra en nuestros montes y con una oferta hostelera preparada para desconectar y disfrutar de la naturaleza, apreciando nuestra variada gastronomía.
Un entorno maravilloso para practicar deporte al aire libre, con más de 100 kilómetros de rutas señalizadas por sus montes para realizar a pie o en bicicleta y muchas zonas de baño donde combatir el calor refrescándose en el agua de Entrepeñas.
Antiguas vías. Por ejemplo, las antiguas vías que nos recuerdan la construcción de la gigantesca presa nos conducen a una de las mejores zonas de baño de la provincia de Guadalajara, con aguas cristalinas y una plataforma flotante para disfrute de pequeños y mayores. Pero cualquiera que se acerque a la Oficina de Turismo puede descubrir otros rincones para adentrarse en el agua con inmejorables vistas, no en vano es la más seguida en redes sociales de las que operan en Guadalajara.
Deportes acuáticos como piragüismo, windsurf, wakeboard o paddle surf se complementan con alquiler de barcos para disfrutar de las aguas relajadamente al atardecer; la Vía Ferrata Boca del Infierno, un nombre bravo que nos recuerda el precioso paisaje que se abre bajo nuestros pies cuando la cruzamos: la parte más profunda y azul del embalse de Entrepeñas.
No muy lejos de la Ferrata encontramos el puente romano, que cruza el río Tajo uniendo los términos de Auñón y Sacedón y recuerda la leyenda de Juan Martín Díez, El Empecinado, que lo conquistó el 23 de marzo de 1811 para arrebatarle a los franceses la única manera de cruzar el otrora orgullo de la península, su río más largo. Una zona preciosa para el baño, con aguas cristalinas y vistas a un barranco espectacular.
Quien visite Sacedón descubrirá también el Monasterio de Monsalud, cuyos muros resguardan el recuerdo de los monjes blancos del Císter, sus moradores desde el siglo XII hasta el XIX. El monasterio fue uno de los más importantes de España, foco de peregrinación para curar los melancólicos males del corazón.
Visita obligada son también la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, con un coro que constituye una de las obras más importantes de la arquitectura castellana del siglo XVI; las ermitas de la Santa Cara de Dios y del Socorro y los monumentos del Sagrado Corazón de Jesús y del Rollo Trujillo, una réplica exacta del situado en Cáceres.
Todos estos puntos pueden descubrirse en la página de turismo turismosacedon.com, con sendas galerías de imágenes 360 en las que situarse en el corazón mismo de los monumentos y disfrutar las vistas.