Acabamos de parir un invento que va a acabar con nosotros. La inteligencia artificial sustituye ya a la inteligencia natural. Las máquinas acabarán con la humanidad dirigidas por algo tan grotesco como es un sistema que piensa por nosotros. A partir de algún momento seremos un estorbo para su desarrollo. Julio Verne escribió historias imposibles para aquellos tiempos, 1869 … ¿Quién iba a imaginarse que sería posible un submarino? Pues … ¡toma! En el mundo pululan miles de submarinos; cuando Isaac Asimov y Ray Bradbury describían el futuro en novelas de ciencia ficción, como las gafas que te hacen sentir como el protagonista de un viaje, del héroe de una guerra o cualquier otra historia que alguien hubiera vivido, o Yo Robot, autómata independiente, nadie podía creer que todo lo descrito llegaría. Una película del año 68, llamada '2001, una odisea en el espacio' describía perfectamente la inteligencia artificial. Hal, la computadora de la nave espacial dirigía el destino de los tripulantes de forma autónoma y hasta la dirección de la nave, como ahora lo haría la inteligencia artificial.
La ciencia ficción es una cruda realidad, y no sabemos tras el salto como vamos a caer, pero alguna leche nos vamos a llevar. Ayer intentaba hacer un artículo sobre una época de la historia de España, y pedía ayuda a la inteligencia artificial. Me llegó la información en formato libro de historia, pero no conforme solo con la información, me entró la curiosidad de cómo lo narraría en forma novelada. Lo que ocurrió a continuación me dejó sin aliento: «el calor del sol se desvanecía lentamente en las calles del Cairo, pero el aire seguía siendo pesado, casi sofocante. Las noticias llegaban como una tormenta imparable en forma de susurro, el filo de las espadas caían sobre la familia y los criados huían despavoridos a lo largo del río Nilo …»
Es hasta poético. Seguro que le pido que me haga un poema sobre una nariz y me saca un poema mejor que el de Quevedo del que recuerdo «las doce tribus de narices era».
Total, que la dulzura de los poetas, la imaginación de los novelistas, la investigación de los historiadores no va a ser ya necesaria. Cuando quieras oír palabras dulces o un episodio de cualquier historia, con dirigirte a un chatgpt, lo tendrás al segundo. El arte morirá, la investigación de los científicos será apartada por los dictámenes de la inteligencia artificial, el hombre solo servirá recibir instrucciones y procrear. A lo mejor hay una buena noticia, que ya no harán falta políticos ni asesores políticos ni coches oficiales, ni gastos estúpidos. Un presidente virtual con todos los datos posibles tomará las decisiones para que el mundo sea pacífico, para que no haya paro, y que todos bailemos la danza del amor sin tener que preocuparnos de nada más. Pero estoy seguro que también la inteligencia artificial podrá ser dirigida al mal, como lo hicieron el Doctor No, o como la película Terminator, pero siempre habrá alguien que aprovechándose de poder volver al pasado, gracias a la propia inteligencia artificial, acabe con ella y volvamos a empezar, como lo que somos: homo sapiens.