Aviación en Albacete: Muchísimas historias por descubrir

E.F.
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La aviación civil en Albacete tiene una trayectoria tan larga y rica como la militar, pero sus logros no siempre gozan del reconocimiento público que tiene su hermana castrense

Garnier posa antes de despegar en 1912. - Foto: Archivo Municipal

La historia de la aviación civil en Albacete aún tiene muchos capítulos que son poco conocidos. Por ejemplo, se suele pensar que el primer vuelo chárter que despegó de Los Llanos tuvo lugar en 1991,  fletado para llevar al Albacete Balompié, su cuerpo directivo y sus aficionados.

Nada más lejos de la verdad. La primera escala de un vuelo chárter en los Llanos tuvo lugar 61 años antes, en 1930. El aparato era un trimotor de hélice Junkers G24 de Lufthansa, procedente del aeródromo alemán de Tempelhof, en Berlín, con destino Sevilla y que aterrizó en Albacete para repostar combustible. 

El aparato, de matrícula D-1089, transportaba carga y viajeros. En concreto, 3.000 cartas y paquetes postales y cuatro periodistas que iban a la capital andaluza para cubrir la visita del dirigible Graf Zeppelin, que iba a hacer escala en el aeródromo de Tablada antes de cruzar el Atlántico.

En el Archivo Municipal de Albacete, quedan tres fotos que dan testimonio de esta visita. También hay testimonios gráficos del primer vuelo deportivo visto en esta tierra y que fue muy anterior, pues ocurrió 18 años antes, en 1912, en un descampado que había cerca del actual Asilo de San Antón.

El protagonista del vuelo fue un piloto francés afincado en San Sebastián, de nombre Léonce Garnier. Su aeronave era un Blériot XI, auténtica tecnología punta de la época, capaz de alcanzar la pasmosa velocidad de 76 kilómetros por hora y de transportar nada menos que a dos personas.

Hubo que esperar algo más de una década para que Albacete tuviese su primer aeródromo, gestionado por una empresa privada, la Compañía Española de Aviación (CEA), y el lugar elegido no fue la zona de Los Llanos, sino La Torrecica, justo donde ahora está el circuito de carreras.

Este primer aeródromo era todo un ejemplo de lo que hoy llamamos 'colaboración público-privada'. Los terrenos eran del Ayuntamiento, quien se los cedió al Ministerio de la Guerra quien, a su vez, adjudicó su uso a la CEA para abrir una escuela de vuelo para pilotos del Ejército y la Armada.

La Torrecica empezó a operar en 1923 y muy pronto se convirtió en uno de los principales centros de formación aeronáutica del país. Hasta 1927, la CEA formó 220 pilotos, realizó más de 25.000 vuelos de instrucción y se completaron más de 7.000 horas de vuelo.

El problema es que sus instalaciones se quedaron pequeñas para cubrir tanta demanda, lo que condujo en 1927 a la inauguración del aeródromo de Los Llanos, el germen de lo que hoy es uno de los principales complejos aeronáuticos del sur de Europa.

Hasta el final de la Guerra Civil, Albacete tuvo dos aeródromos operativos aunque poco a poco  el más joven le 'comió' el terreno al más veterano y no sólo como centro de formación, también industrial, de fabricación de aeronaves y equipos aeronáuticos.

En 1931, en Los Llanos se fabricaban planeadores con patente alemana y los primeros simuladores de vuelo de los que hay constancia en España. Un año más tarde, en 1932, también se convirtió en un importante centro de aviación deportiva, al acoger una etapa de la Vuelta Aérea a España.

Todas estas historias, y muchas más, quedaron semiolvidadas con el estallido de la Guerra Civil, en 1936. El conflicto supuso la militarización de Los Llanos, que se convirtió en una de las instalaciones más importantes para la aviación de la República.

Había nacido la 'base' de Los Llanos, que fue sede entre otras de la célebre Escuadrilla Malraux -el equivalente aeronáutico de las Brigadas Internacionales-  de varias unidades del mando de bombardeo y hasta del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de la República Española (FARE).

Pero incluso en medio del conflicto la aviación civil tuvo un momento estelar. Como Barajas estaba cerrado a causa del cerco de Madrid por los nacionales, las líneas civiles internacionales se trasladaron a otros aeropuertos. Una de ellas se operó desde Los Llanos.

En concreto, se trataba de la línea Albacete-Barcelona-Toulouse que operaba la compañía LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas) con los aviones de pasajeros más modernos que había en aquella  época, los Douglas DC-2 de fabricación norteamericana.

Tras la victoria del bando nacional, la Base mantuvo y reforzó su vinculación con las Fuerzas Armadas, pero aún así hubo un uso civil intermitente: entre 1946 y 1955, de hecho, se permitió el tráfico civil. En 1968, se permitió de nuevo, pero restringido a los aparatos del recién constituido Real Aeroclub de Albacete.

La historia del Aero Club de Albacete es casi tan larga como la de la aeronáutica en Albacete. Comenzó en 1930 como Avión Club de Albacete, primero en unos terrenos situados al sur del actual Paseo de la Circunvalación y después en el aeródromo de la Torrecica.

La Guerra Civil interrumpió su actividad, que se pudo reiniciar en 1968, en Los Llanos. Esta segunda etapa duró hasta 1995, cuando los requerimientos técnicos y de seguridad de la  Base hicieron imposible su continuidad en las instalaciones militares.

Con el nuevo siglo, el Aero Club  vuelve a reinventarse, esta vez en un aeródromo propio situado en la pedanía de Tinajeros, desde donde operan sus aeronaves, además de ofrecer bautismos de vuelo y cursos de piloto de ultraligero. 

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