Sonrisas y lágrimas en la proyección de 'Nano' y 'AI'

Emilio Martínez
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La directora Cata Cutanda y la actriz Trini Garrido brindaron un brillante y emotivo coloquio

Cata Cutanda, Trini Garrido y Patricio Morcillo (de izquierda a derecha), durante el coloquio. - Foto: Emilio Martínez

Muy de película, sí. Pero también muy de verdad. Porque tal puede ser un acertado resumen del reciente acto en el que se proyectaron, en la sede de la Asociación Cultural Albacete en Madrid, los cortometrajes Nano, dirigido por la polifacética mujer de las artes escénicas Cata Cutanda, y Al, del no menos multivalente Carlos Escolástico. Ya que ambas creaciones de directores albacetenses calaron muy hondo entre los paisanos de este grupo de la diáspora en la capital española. Por su calidad cinematográfica, sí. Mas igualmente por contar sendas historias de las que estremecen las fibras sensibles de quienes los contemplan, cual aconteció, y a lo que ayudó mucho la sinceridad y llanto en el coloquio posterior de la actriz no profesional Trini Garrido, protagonista del primero de los filmes.

No es de extrañar, pues, que fuera acertado el comentario final del escritor e historiador minayense Juan Victorio, miembro de la Asociación, muy emocionado como ellas, al felicitar a Trini y a Cata, presentes en el evento y, decirles que como colofón del acto, ya puestos en cuestiones cinematográficas, podría valer el título  de una de las legendarias películas de la historia del cine, Sonrisas y lágrimas. Porque los cortometrajes a pesar de que busquen, y logren, que el espectador reflexione, dieron lugar a un animado coloquio en el que hubo bastante humor.

Este acto, que tuvo lugar el pasado día 24 de mayo, formaba parte de los Sábados Culturales que todos los meses programa la Asociación, tuvo como coordinador a su presidente el catedrático y escritor Patricio Morcillo. Tanto a él como a otro destacado paisano residente en Madrid, el periodista José Hervás, les ahogó la emoción y alguna lágrima asomó por sus mejillas, como a otros de los asistentes, incluidos a varios responsables del equipo de producción de Nano, desplazados expresamente desde Tarazona de la Mancha para el acto.

Los diversos momentos compulsivos que se vivieron en el coloquio, e incluso al contemplar en la pantalla la dura historia de Nano, un chaval con graves problemas de drogadicción, llegaron al preguntarle a la directora, guionista y actriz profesional Cata Cutanda, cómo se le ocurrió el argumento. Ella de inmediato se quitó mérito: «Porque fue Trini, de cuya peluquería soy cliente desde hace mucho tiempo, la que me la contó con la dureza de que le afectaba directamente pues le estaba ocurriendo a su hijo». 

Las caras de los presentes que desconocían este fundamental detalle cambiaron de manera radical, máxime cuando Trini dijo que no le importaba que se supiera, pues incluso le servía de terapia «para no perder la esperanza de una siempre muy difícil solución que en muy pocas ocasiones sucede». Lamentó que en la sociedad actual no se entienda como una enfermedad, «lo que es realmente», precisó, y no exista ningún tipo de ayuda para la víctima y para sus padres.

Como es lógico, ella no pudo, ni le importó tampoco, evitar las lágrimas, que pronto se extendieron a muchos de los presentes, algunos de los cuales también comentaron haber sufrido en sus respectivas familias casos muy cercanos. «El corto nos sirve de esperanza, tanto a Carlos, mi marido, como a mí, que llevamos años luchando, insisto, sin ayuda». Mientras se le desataban más lágrimas, aunque siempre mostrando con gran serenidad y entereza, Cata aprovechó para incidir en que lo de no tirar la toalla era el mensaje que quiso que tuviera desde un principio a su corto: «Dar luz y esperanza». 

También desde el público se le preguntó a Trini si su hijo había visto el film, reconociendo ésta que sí, que incluso le gustó pero no por ello había cambiado. Igualmente hubo coincidencia desde el público en la extraordinaria labor de las madres en estos casos, tan volcadas en el apoyo a sus hijos, a los que siempre perdonan «con el máximo amor y sin desfallecer», cual explicó la protagonista de Nano y se refrendó con un gran aplauso. 

Fue el momento en el que Cata, para salir del shock general, echó mano del humor comentando «la importancia de las peluquerías y todo lo que en ella se cuenta, más allá de los cotilleos». Y preguntó a Trini si era así, respondiendo la peluquera que por supuesto y que no todas son tan tristes: «Porque también nos lo pasamos muy bien». Para seguir ya destensando la situación, la directora del corto sorprendió al contar que Nano se había rodado en un solo día y con muchas primeras tomas, «gracias a la extraordinaria labor de esta enorme actriz que es Trini».

Pero también entre por la magnífica labor del responsable de la grabación, edición y montaje, Abraham Picazo, presente en la sala. Y a fin de desatar las risas, agregó: «Pero sobre todo porque los albacetenses y los tarazoneros somos muy buenos». Como, afirmó, cuando valoraron la perfecta adaptación de la música al argumento y desarrollo del corto: «Normal es que el asesor es Marcelo, también de Tarazona». No faltaron felicitaciones destinadas a Adrián Landete, en el papel de Nano niño, y Paco Ramírez, ya de mayor.

El doblete de cortos albacetenses se completó con Al, con Carlos Escolástico en la autoría y guión, aunque el de El Bonillo ya se había disculpado días antes por no poder asistir debido a un compromiso previo de los muchos que se la acumulan profesionalmente a este creador y productor audiovisual, además de fotógrafo de relevancia internacional y sicoterapeuta.  No obstante envió un breve vídeo agradeciendo la invitación por parte del grupo de la diáspora y explicando algo de Al, un corto que se ha exhibido en varios festivales españoles y foráneos y que ganó un premio el pasado año en el de Abycine.

Y si en Nano redondeó una actuación perfecta Trini, en este fue la niña Olivia Paños, hija de Cata -«ya os dije lo de la calidad de los tarazoneros», aprovechó su madre entre carcajadas del público-, que tenía 10 años cuando se grabó en la pasada Feria de Albacete protagonizando un papel dificilísimo junto al actor paisano Braulio Moreno. 

El argumento va de una niña deambulando sola por una feria que está a punto de descubrir que el mundo no es como le habían contado, ya que aparentemente se puede conseguir todo lo que se desee pero no gratis. Y sirve de reflexión y crítica sobre las exigencias de muchos jóvenes de ahora, esclavizados por los teléfonos móviles y las redes sociales. Como apostilló Patricio Morcillo: «Siempre quieren lograr todo sin aceptar un no, lo que es un grave problema de la sociedad actual y del sistema educativo».