El cuñadismo militante se frota las manos ante lo que está sucediendo en Gaza e Israel. Ya tienen materia para unos días. La brasa dialéctica que reparten, a diestro y siniestro, parte de una rabiosa actualidad ante la que no pueden permanecer con la sin hueso quieta. A este tipo de personaje a la hora de opinar lo que menos le importa es contar con la suficiente información para hacerlo con un mínimo de fundamento y propiedad. Muy al contrario, aquí la ignorancia, y cuanto más supina mejor, es un punto a favor. El cuñao de turno nutre su discurso vacuo con lo que rapiña de soslayo en las tertulias en las que otros como él, salvo honrosas excepciones, dan su parecer sobre asuntos que no conocen, ni entienden. Es su principal fuente de desinformación. Leer le supone un gran esfuerzo ante el que sucumbe con rapidez. Pillar de la caja tonta está más a oreja. Desde hace unos días nos acechan en esquinas, barras de bares, ascensores y demás puntos de encuentro cuñadista habitual. Aunque nos perfilemos, o incluso escondamos, siempre nos atrapan. Su voraz apetito de soltar estupideces mal asimiladas, y peor hiladas, sobre el problema que sufren durante estos días millones de personas en Oriente Próximo, lo eleva a categoría de rapaz despiadado. Te pilla, y cuando menos lo esperas, su discurso sin sentido ya te ha taladrado el tímpano y para siempre. De pronto ese vecino o saludado, de profesión cualquiera, se ha convertido en un inesperado especialista en conflictos internacionales con mala solución. Y te dispara a quemarropa su propia versión de todo lo que ha escuchado salir de bocas de otros cuñaos, algo más ilustrados, que andan en nómina de determinadas teles. Da igual que no le hayas pedido su veredicto sobre nada. No importa que le cambies de tema para ver si se le va el santo al cielo. Durante unos interminables minutos escupe su absurdo parecer sobre el rostro, o solapa, de cualquier menda inocente al que ha atrapado en un episodio de cuñadismo salvaje e indiscriminado. Lo peor de todo es que una vez que la actual crisis israelí-palestina termine, estos ya tendrán un nuevo acontecer desde el que sentenciar sin tener ni repajolera idea. ¡Pónganse a salvo!