Hace unos días, tanto el público como los medios, le dieron sin piedad al maestro de la Unión Musical Ciudad de Albacete, el maestro Alberto Nevado, al no arrancar la música durante la faena de un novillero. A fin de cuentas, el maestro así lo consideró y aguantó el chaparrón, pero ayer, bordó la oportunidad al tener un detalle poco visto, pero que demuestra que es un buen aficionado, con la sensibilidad necesaria para ocupar el palco de la música, al que en esta plaza se le otorga una importancia notable. En ocasiones, se le arranca la música por algún detalle excepcional a los matadores y si ponen banderillas, siempre, pero lo que no es habitual es que la banda se arranque durante el tercio de banderillas protagonizado por los hombres de plata, que en esta plaza no se veía desde los tiempos del maestro Manuel García, quien le ha tocado música a banderilleros de la talla de Manuel Montoliu, Juan Pedro Alcantud y Javier Esperanza, entre otros.
A los que nos emociona esto del toreo, estos detalles hacen que se nos abran los poros de la sensibilidad y con un arranque de música, se humedezcan los ojos y de sentido a nuestra afición a la que algunos ni entienden ni la quieren.
Era el quinto toro, ya había sonado la música con un quite por chicuelinas de manos muy bajas y ajustado, abrochado con una media de cartel, protagonizado por Emilio de Justo, cuando cogieron los palos Abraham Neiro y José Manuel Pérez. Neiro le llegó al toro con autoridad, asomándose al balcón y clavando arriba y Pérez no se quedó atrás, puyes le llegó muy cerca y clavó arriba, repitiendo esas maneras Neiro en el tercer par, arrancándose la música y poniendo en pie a la plaza, saludando ambos banderilleros. El resto no tuvo la brillantez de el quinto de la tarde pues estos toros procedencia Santa Coloma no suelen ponerlo nada fácil. Son toros avispados, aprenden pronto y además, los de ayer, les faltó entrega y fue complicado lidiarlos, picarlos y banderillearlos.
Los picadores midieron mucho a los toros y la mayoría de ellos fueron bien cogidos por los varilargueros y por destacar a uno, la facilidad de Ángel Rivas para meter las cuerdas antes de que llegara al peto, aunque todos fueron efectivos y cuidaron mucho al ganado, que dicho sea de paso, tampoco anduvo sobrado de fuerza.
Las lidias fueron muy correctas, con suavidad, sin molestar y rápidas, sin abusar de los capotazos, destacando la de Fini al primero, Neiro al segundo y Morenito de Arles al quinto.
No fueron fáciles de banderillear, pues casi todos apretaron mucho hacia dentro cuando sentían los arpones y además había que llegarles mucho, comprometiendo a los banderilleros que todos demostraron valor y conocimiento, destacando, además del gran tercio al quinto, Marcos Prieto en el tercero.
Tarde que mantuvo la emoción en el tendido, que a fin de cuentas, es lo que importa.