Califica las lluvias de este marzo como una «bendición divina» y sabe para qué han venido bien en cada caso. El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, explica que las vides «han cogido una capacidad de reservas de agua muy buena para comenzar el ciclo», que el olivo también se ha fortalecido para su floración y que en cereales «apenas en diez días hemos visto cómo han cambiado los cultivos». Con los árboles en floración, sí advierte de que las lluvias han ralentizado la polinización, tanto la de los insectos, que lo han tenido peor para volar, como la propia volatilidad que pierde el polen. Eso sí, por mucha agua que haya caído, avisa de que cada cierto tiempo tiene que volver a llover para garantizar una buena campaña.
Siendo el mayor viñedo de Europa, casi sorprende que no seamos la zona que más está demandando hacer arranque de cepas ¿a qué se debe?
Los viticultores, junto con las cooperativas y bodegas hace tiempo empezaron a hacer un viraje en la producción de uvas de diferentes variedades y en la transformación de la uva y la elaboración de vino en base a lo que estaba demandando el sector consumidor y la comercialización. La variedad airén blanca, que es predominante en Castilla-La Mancha, da muchas posibilidades de elaboración. Los consumidores demandan vinos jóvenes, no tanto reserva, sino blancos con y sin burbujas. Castilla-La Mancha ofrece ese poderío en ese tipo de vinos. Eso hace que estemos en un paradigma diferenciador del resto de zonas productoras de vino en nuestro país y en el contexto de la UE. En otras zonas no han cambiado esos procesos de cultivos de nuevas variedades, han mantenido las elaboraciones y por desgracia, o por suerte para nosotros, los consumidores han ido por otro lado. Estamos en una situación en que tenemos uno de los menores stockajes del vino del enlace previsible de la próxima campaña. En blanco y tinto se ha comercializado más y a mejor precio que el resto de años.
Con la anterior subida de precios del aceite de oliva, había cierto temor de que el consumidor se pasara a otros aceites y luego no retornara al de oliva. Ahora que el precio ha bajado ¿se ha despejado ese temor?
El consumidor de aceite de oliva es bastante fiel. Que un litro de aceite de oliva cueste 8-9 euros para mí no es caro. Poniendo un símil muy banal, caro es un cubata a 8-10 euros que te dura un rato. Es verdad que venimos de precios que han estado bajos tradicionalmente y en este caso ha pegado una bajada importante en apenas unos meses. Esta es una cuestión un poco surrealista porque con la capacidad productiva que hemos tenido este año, que se puede equiparar en la media de la década, no hay aceite para la reserva estratégica que debemos tener a nivel nacional y no hay para atender el conjunto de exportaciones. Por tanto, cuando llegue la nueva cosecha del año 2025 no va a quedar en teoría aceite para vender y la ley de oferta y demanda es la que marca los precios. Estamos viviendo una situación un poco irreal. Posiblemente no se va a llegar a los precios que hemos vivido en los últimos meses, pero también tenemos que pensar en los agricultores, que necesitan tener unos precios dignos para hacer frente a todos los costes de un cultivo que es el que más ciclo de desarrollo tiene, florece en mayo y se recolecta en diciembre. Son muchos cuidados y muchos mimos que hay que realizar.
El precio de los huevos ha subido mucho y Castilla-La Mancha es una de las principales productoras ¿qué está pasando?
Es una coyuntura de la ley de oferta y demanda. Es por lo que ha ocurrido en terceros países con la presencia de la gripe aviar, que ha hecho que bajara el número de animales de puesta que estaban ofreciendo una cantidad de huevos importante y ese hueco se tiene que cubrir. Siempre parece que, cuando menos producción hay, más apetece comprar ese producto. Obviamente cuando un sector es atractivo, entran nuevos actores en juego que ven una oportunidad de negocio y se tendrá que reequilibrar el propio mercado.
Con la llegada de 2025 se ha acabado la moratoria para granjas porcinas. ¿Cree que su implantación va a ir a más o a menos en comparación lo que había planeado cuando se aprobó esta paralización?
El sector va a evolucionar a más o menos en función de la demanda del mercado. En este caso se acaba la moratoria pero hay unas exigencias en gestión de purines, que es lo que más puede preocupar a la población. Haciendo las cosas bien no debería suponer ningún problema un crecimiento ordenado.
No creo que vaya a haber un crecimiento extraordinario de explotaciones. Tiene que haber adaptaciones de los sistemas productivos y puede haber alguna nueva granja o reconfigurar las ya existentes. Sinceramente, lo digo con claridad y rotundidad, para mí una explotación de 2.001 cabezas de cerdos no es una macrogranja. Es algo que prácticamente se podría considerar una explotación familiar. Se está jugando mucho con esa sensibilidad que está circulando en el aire. Además, si entendemos que queremos consumir carne con seguridad alimentaria, es fundamental. Si nos tenemos que traer carne de terceros países para consumirla, tendremos más dificultades para tener esos niveles de seguridad.
Casi cada día que pasa hay una nueva amenaza de Trump con los aranceles. ¿Qué dimensión tiene en realidad esta amenaza para Castilla-La Mancha? ¿Es como para estar tan preocupados?
Estamos preocupados por lo que pueda suceder, pero no ya tanto por el tipo de arancel que puede ponerle a nuestros productos, sino por lo que puede afectar a otros que deben buscar nuevos mercados de comercialización. Nuestra relación comercial con EEUU en agroalimentaria es de venta de 130 millones y nosotros le compramos 70 a ellos; nuestra balanza comercial es de 60 millones a favor. Pero si Castilla-La Mancha en 2024 ha exportado por 3.658 millones de productos agroalimentarios y a Estados Unidos son 130, esto quiere decir que tenemos otras vías de comercialización que tenemos que seguir explorando y agrandando para poder dar salida a nuestras producciones al mejor precio posible.
Además podemos aprovechar la coyuntura de los nuevos mercados, como el acuerdo con Mercosur que nos ofrece una nueva oportunidad comercial con 268 millones de habitantes, donde se estaban aplicando aranceles al vino del 35% que ahora se van a eliminar. Aún así tenemos que pedir que desde la UE se haga un frente contundente de respuesta a la aplicación de aranceles si finalmente se produce, pero sobre todo que se luche por dejar a la alimentación fuera de estas guerras artificiales. Quien sufre estas consecuencias son los sectores más vulnerables y humildes.
Hace un año estábamos con las tractoradas. Las organizaciones agrarias siguen quejándose en las ruedas de prensa de la competencias de otros países, de la normativa europea, de los precios bajos que reciben ¿Entonces en qué ha cambiado la situación?
Ha cambiado muchísimo. Se han implementado muchas flexibilizaciones de la aplicación del Plan Estratégico de la PAC, se han articulado desde el Ministerio 43 medidas de apoyo al sector, se está avanzando en determinadas cuestiones que no se pueden cambiar de un día para otro, como es la aplicación de cláusulas espejo, relaciones comerciales con terceros países, los ecorregímenes que se aplican nada tienen que ver con los que nacieron de la PAC en vigor, todas las explotaciones de menos de diez hectáreas no tienen que cumplir los requisitos de condicionalidad, los cuadernos digitales, que era una imposición para 2025, no se aplicaron y queremos que se mantengan en el tiempo. Lo que nos interesa trabajar es en conocer los criterios que se puedan aplicar en la PACmás allá de 2027. Es el momento de empezar a negociar.
Con la PAC parece que pasa como con las fallas, que una vez se han quemado toca pensar en las siguientes. ¿Cómo pinta la próxima Política Agrícola Europea con el nuevo comisario?
Lo que dijo el comisario en su visita a España coincide al 90% con las peticiones que le realizábamos para Castilla-La Mancha, para tener certezas de un presupuesto necesario para un sector fundamental, el que produce alimentos para los ciudadanos. Tenemos que atender la demanda creciente de agricultura ecológica y dotarla de presupuestos para que todas las personas que querían dedicarse a ella, puedan hacerlo. También hay que facilitar los mecanismos de promoción para comercializar en terceros países, sobre todo para el vino, que es complejo tener que hacer la justificación del gasto que vas a hacer dentro de un año o de dos.
Para la incorporación de jóvenes también hay que pensar en la necesidad de mantener un complemento de rentas para los agricultores jubilados. Una persona con 700 euros de jubilación no puede vivir y por eso mantienen explotaciones para conseguir un complemento. Esas personas no van a modernizar su explotación. Si les podemos dotar de algún tipo de ayudas para que esas tierras pasen a jóvenes, podremos rejuvenecer el sector y tener explotaciones más modernas y rentables.
Además hay apostar por el papel que juegan los agricultores en su hacer diario en cuanto a la lucha contra el cambio climático. Cultivamos plantas que capturan CO2, por lo tanto somos perfectos candidatos a ser sumideros de carbono. La industria tiene aquí donde compensar sus emisiones, pagándole una renta a los agricultores.
La UE tiene una visión sostenible del campo, pero vemos que los químicos sustituyen a la lavanda o que en lugar de utilizar la lana de oveja para hacer un jersey, hay que usarla de estiércol. ¿No estamos errando el tiro?
El sector agrario, que parece que es uno de los grandes contaminantes, ha demostrado que en apenas en un par de años ha bajado un dos por ciento sus emisiones en CO2. A partir de ahí, en este sector juegan un montón de ponderantes. La lana, por ejemplo, ha perdido su faceta comercial, por las circunstancias de mercado, por lo que cuesta lavar un kilo y lo que trabajamos es por dar una solución, una salida a los ganaderos, porque no había quién les comprara la lana.
La primera medida fruto de las manifestaciones que planteó Ursula von der Leyen fue retirar la obligación de reducir al 50% los productos fitosanitarios para 2030. Hay otro objetivo que se marca Europa de llegar al 25% de superficie de agricultura ecológica en 2030 y es la que más reduce los fitosanitarios, los elimina al 100%. Pues vamos a promocionar ese tipo de agricultura.