«El aprendizaje del sentimiento europeo es crucial»

A.G.
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«Invitamos a los centros de otros países a que impartan español»

Imagen de la directora del programa ALCE en París. - Foto: S. Z.

La docente valenciana, criada y formada en Albacete (donde también desarrolló buena parte de su trayectoria profesional), es la directora de la Agrupación de Lengua y Cultura Española (ALCE) en París. 

Ese es uno de los programas de Acción Educativa Española en el Exterior y, con motivo de la presidencia del Consejo de la UniónEuropea, ha desarrollado un proyecto de coordinación educativa con el español como lengua vehicular, denominado Hola Europa.  Zafrilla lo presentó recientemente en un acto celebrado en el palacio de Fontainebleau, con asistencia de representantes de la comunidad educativa francesa y del embajador de España, Victorio Redondo.

¿Cómo se gesta el proyecto Hola Europa?

Con motivo de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, se decidió desarrollar este proyecto y presentarlo a la comunidad educativa. A las autoridades francesas les ha gustado mucho y con él invitamos a todos los centros de otros países a que estudien español como lengua extranjera porque la finalidad de nuestro programa es la difusión de nuestra lengua y cultura. 

La presidencia y esta oportunidad nos proponen un doble reto en la actividad de la Acción Educativa Española en el Exterior ya que, por un lado, nos brinda la oportunidad para coordinar proyectos educativos europeos utilizando la lengua española como lengua vehicular de los mismos, llevando así adelante uno de nuestros objetivos: la proyección de la lengua española. 

Por otro, nos permite abanderar un proyecto de educación y concienciación europea   (aprendizaje basado en servicios) en el que la intervención de la comunidad educativa provoque cambios profundos y duraderos en el entorno y, en tercer lugar,  transmitir y potenciar el sentimiento de pertenencia europea y que sea el propio alumnado quienes contagien a sus familias y entorno  del mismo.

Se va a desarrollar durante seis meses. En función de las edades de los alumnos, se trabajarán contenidos como el himno europeo, el escudo, la geolocalización en el espacio o a personajes españoles en otros países. Todo ello lo realizamos a través de la plataforma E-Twinning de la Unión Europea y también haremos un libro digital que presentaremos en mayo de 2024.

De momento ha sido bien recibido y esperamos que tenga continuidad, porque tenemos previsto que cada año trabajaremos un objetivo de la Agenda 2030.

¿Cómo es de importante ese aprendizaje sobre lo que significa la Unión Europea?

Hay que tener en cuenta que otro de los objetivos del proyecto es atender a esa parte importante de la población que son descendientes de tercera o cuarta generación de inmigrantes de otros países, ciudadanos que no han crecido con sentimiento europeo y a los que queremos explicar que, dada la situación política y económica, es fundamental que el alumno y sus familias sepan qué es Europa, por qué nos juntamos, por qué es necesario que sigamos así y que podemos hacer juntos. 

Creo que fomentar el aprendizaje del sentimiento europeo en el alumnado es esencial, porque la construcción de una identidad europea y la promoción de valores comunes pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de una ciudadanía europea activa y comprometida.

En resumen, el aprendizaje del sentimiento europeo es crucial para formar ciudadanos europeos informados, comprometidos y activos que puedan contribuir a la construcción de una Europa pacífica, próspera y cohesionada. Esto se logra no solo a través de la educación formal, sino también mediante oportunidades de intercambio cultural y experiencias que fomenten un sentido de pertenencia y solidaridad.

En cuanto a las Agrupaciones de Lengua y Cultura Española, ¿cuál es su función?

Son uno de los tres programas de acción en el exterior que desarrolla el Ministerio de Educación, junto a las secciones internacionales , centros donde se imparte un currículo mixto que incluye asignaturas impartidas en español, y los centros de titularidad española en otros países. 

Las ALCE van dirigidas a niños entre siete y 17 años y son una especie de escuela oficial de español, que da acceso a titulaciones oficiales, hasta la C1. 

Los alumnos asisten, fuera de su horario escolar, una hora y media presencial con nosotros y tienen otra hora y media de actividad a través de una plataforma educativa y la verdad es que sorprende que, después de todas las horas que pasan en el sistema educativo francés, vienen muy contentos y hacen amigos. Es una experiencia muy bonita de la que forman parte unos 1.400 alumnos, 12 docentes y en la que estamos con muchas ganas de trabajar.

¿Cómo fue su trayectoria formativa y profesional hasta llegar a la docencia internacional?

Estudié Magisterio en el Campus de Albacete de la Universidad de Castilla-La Mancha. Comencé mi experiencia laboral trabajando en Infantil en la educación concertada, después aprobé la oposición por inglés y estuve trabajando en Castilla-La Mancha hasta 2015, cuando me trasladé a la Comunidad Valenciana, donde resido, y después participé en las oposiciones internas para ser docente en el exterior, un proceso de concurso-oposición en el que hay que acreditar una serie de méritos para acceder a las plazas, que tienen una duración de seis años. 

Esas pruebas son bastante difíciles, ya que nos presentamos cerca de 600 docentes de Magisterio al año y obtienen plaza alrededor del 10%. Aprobé sin plaza en 2019 y estuve un año de comisión de servicio en París. El año de la pandemia retorné a la Comunidad Valenciana y el siguiente también estuve de comisión de servicios de Marruecos. Después finalmente aprobé y voy a estar en París, donde soy directora de ALCE.    

Fue también directora del colegio de Higueruela y Hoya Gonzalo, por lo que ha pasado prácticamente por todas las opciones posibles de la docencia, desde el medio rural a la internacional en una gran capital, ¿qué le ha aportado cada una de ellas?

Comencé en la Academia Cedes y tengo un recuerdo fantástico de esos años y ese claustro, porque esa fue mi base. 

Aunque esa base la obtuve en la concertada, apuesto por la educación pública, en la que después estuve dos años como interina y posteriormente ya obtuve plaza. Durante toda mi trayectoria, me he encontrado gente involucrada, muy profesional y con muchas ganas de trabajar.

En mi trayectoria he encontrado grandes amigos y muchas experiencias distintas. Por ejemplo, haber trabajado en un centro rural me permitió encontrar alumnos muy motivados al estudio, con una modalidad de educación muy familiar.

Después llegué a la Comunidad Valenciana con ese complejo un poco manchego de pensar que iban a estar mucho más avanzados, pero descubrí que Castilla-La Mancha a nivel educativo no se queda atrás para nada e incluso estaba muy por delante en materias como los documentos programáticos o la planificación de los centros.  

Por último, la educación en el exterior te permite conocer distintas culturas, países y te pone frente a otras realidades sociales, porque nuestros casi 1.500 alumnos están repartidos en 38 aulas, tanto en el centro de París como a las afueras. Tienes contacto con la emigración española y, dentro de ellas, con familias que tienen la nacionalidad, pero que vienen de otros países. 

Hay muchas circunstancias distintas, problemas y con esa realidad es con la que tenemos que trabajar. Creo que la base para cambiar esas situaciones complejas es la educación.

¿Qué produce los cambios, la economía o la educación?.

Para mí, claramente es primero la educación y tengo que destacar que el profesorado en el exterior es un profesorado muy implicado. 

Además, desde el ámbito económico, esta acción exterior es también importante porque, como país, vas a establecer relaciones comerciales con quien domine tu lengua con más facilidad. Por eso es necesario extenderla, al igual que nuestra cultura.

Habla con una convicción muy firme de la importancia de la educación, ¿es un caso docente vocacional?

Pues la verdad es que nunca pensé en dedicarme a la enseñanza cuando era adolescente, pese a que mi padre es catedrático, mi madre es maestra y mis hermanos también han terminado en la docencia. 

Sin embargo, cuando estudié Magisterio descubrió que esta era mi vocación. Me encanta mi profesión, la docencia. Llevo 25 años dando clase y no tengo más que buenas palabras sobre ella.