El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lleva varios días justificando por qué tiene que presentar un recurso de inconstitucionalidad por el reparto del impuesto a la banca. Hoy ha vuelto a insistir en que es un «reparto injusto, absolutamente Trumpista». El quid de la cuestión está en que lo recaudado se va a distribuir entre las comunidades en función de su PIB, es decir, de lo ricas que sean. Eso hará que casi la mitad se lo llevarán Cataluña y Madrid, mientras que a Castilla-La Mancha solo le correspondería un 3,5 por ciento. A juicio del presidente autonómico, se trata de «un ejemplo de cómo hacer España más desigual, en vez de trabajar por la redistribución justa de lo que se le cobra a los ciudadanos vía impuestos».
Page critica que «hay comunidades autónomas, las que más producto interior bruto tienen, las gobierne la derecha o las gobierne quien la gobierne, que están haciendo mutis por el foro y a la chita callando, les viene muy bien las imposiciones de Puigdemont».
Por este motivo, lamenta que «hay algunos otros, incluso presidentes autonómicos, que se permiten hablar de solidaridad o de lealtad. Pero a la chita callando son beneficiarios de las imposiciones de Puigdemont. Yo les pediría que se dejen el cinismo en casa, que no ayuda para nada», argumenta.
Defiende que «lo más coherente sería decir que este tipo de imposiciones de un tipo o de otro tendrían que obligarlos a todos a reaccionar, no solo porque seamos muy perjudicados en este reparto, sino porque significa un antecedente en el sistema de financiación territorial altamente peligroso para que cuaje dentro del esquema constitucional».