En el mes en curso recordamos entre otras efemérides que por una Real Orden de 15 de marzo de 1841 se aprueba la creación del Instituto de Segunda Enseñanza en Albacete. Roa Erostarbe señala que este centro ya funcionaba en septiembre de 1840 «gracias a la iniciativa de algunos padres, que subvinieron a los primeros gastos». Un siglo después, el 23 de marzo de 1943, fue inaugurado el Museo Arqueológico Provincial situado en la Diputación Provincial. Su primer director fue don Joaquín Sánchez Jiménez.
También señalamos que el día 7 de este mes de 1980 los Reyes de España inauguraron el nuevo edificio de la Audiencia Territorial cuyo presidente era don José Lorca García.
Hoy recordamos que hace 161 años el ferrocarril llegó a Albacete gracias a la iniciativa de don José de Salamanca y Mayol y que por ello fue una de las primeras ciudades de España que contó con este medio de transporte. La Gaceta de Madrid (nº 6388 de 27 de diciembre de 1851), publicaba un Real Decreto del ministerio de Fomento según el cual «se procederá a la construcción por cuenta del Estado de un ferro-carril desde Aranjuez hasta Almansa». Según esta disposición, las obras se adjudicarán «por concesión definitiva al mejor postor en pública subasta, sirviendo de tipo la proposición presentada por don José de Salamanca en 10 del actual...»; estas disposiciones se fueron completando con otras nuevas como las del día siguiente en las que el Gobierno adjudica la construcción de esta línea a don José de Salamanca, quien se compromete «a construir en el término preciso de tres años, en el día en que se apruebe la presente disposición, un camino de hierro de una vía en los desmontes y terraplenes». También se comprometió a construir un ramal que desde Aranjuez enlazase con Toledo. Según las condiciones expuestas por don José de Salamanca, al cabo de tres años este entregaría el camino en perfecto estado de explotación con el siguiente material: ciento cincuenta carruajes de todas clases, doscientos cincuenta carruajes de mercaderías y veintiséis locomotoras. Todo este material se dice que será de las mejores fábricas de Inglaterra. Por la construcción de esta línea el Gobierno debía entregarle acciones del ferrocarril por importe de doscientos treinta millones de reales, además de otras cantidades que se detallan en la Gaceta de Madrid y que ponen de relieve la conformidad, tanto del Gobierno como de Salamanca, aunque con pequeñas modificaciones al proyecto de la construcción de la línea férrea proyectada.
La realización de este gran proyecto era prioritario para el Gobierno de la nación que pretendía llevar a cabo una campaña de obras públicas «en gran escala, que a la par que daba ocupación a los trabajadores, comience a realizar el gran pensamiento administrativo de acercar los mares al centro político de la Nación», pues no olvidemos que en este tiempo también se proyecta el ferrocarril Madrid- Santander. Albacete, dada su estratégica situación, se verá beneficiada de la acción del Gobierno una vez más. Recordamos al respecto que en enero de 1834 la entonces villa de Albacete será elegida sede de la Real Audiencia Territorial por «estar en la centralidad del territorio».
Años después y unos días antes de la llegada del primer convoy ferroviario a Albacete, la Gaceta de Madrid, con fecha 10 de marzo de 1855, publicaba un Real Decreto dado por la reina Isabel II a propuesta de las Cortes, en el que se decía lo siguiente: «Artículo único. Se autoriza al Gobierno para otorgar a don José de Salamanca, la concesión del ferro-carril de Madrid a Aranjuez y Almansa, bajo las estipulaciones contenidas en el pliego adjunto a la presente ley».
derechos. Según este decreto, don José de Salamanca adquiría, entre otras condiciones, los derechos de explotación de la nueva línea durante noventa años y, para responder de todo, tuvo que depositar una fianza de ocho millones de reales. Solventadas todas las dificultades, el día 18 de marzo de 1855 llegó a Albacete oficialmente el ferrocarril. Unos días antes, en el Ayuntamiento (sesión 1 de enero de 1855), el alcalde-presidente comunica al resto de Corporación que el señor Salamanca proyecta inaugurar el camino de hierro en los primeros días del mes de febrero y que es posible que vengan a este acto los reyes, ministros y otros notables de la Corte. En esta comunicación se dice que el Sr. Salamanca correría con todos los gastos de alojamiento de Sus Majestades y comida de los invitados. El Ayuntamiento, ante este anuncio, acordó designar «para dicho alojamiento la casa de la Condesa, y por el Ministerio y demás personas notables, las principales de esta población y que para poder hacer frente a los gastos que necesariamente se han de originar con tal acontecimiento, acordó solicitar a la Diputación la debida autorización para disponer de veinte mil reales de fondos municipales que se calculan suficientes». En el acta seguimos leyendo «que para solemnizar este día de la inauguración y hacer más patente el agradecimiento de este vecindario por contar dentro de su mismo radio con el principal camino de hierro conocido hasta hoy en España y del que se prometen ventajas». También se acuerda para el día de la inauguración, que una comisión invite a los padres de ocho o diez niños para «comparsa de recibimiento a SS. MM y que se pongan colgaduras, iluminación general, volteo de campanas, música y que se enarenen las calles». Asimismo, se acuerda que se levanten arcos triunfales, que haya bailes y cucañas en las plazas de la población, una función de teatro gratis y otra de novillos. Con la finalidad de que todo saliese perfecto la fuerza de caballería e infantería de la Milicia Nacional se encargaría del orden y se «distribuirá según convenga». Para que este cuerpo fuera correctamente uniformado se solicitó al inspector general de la Milicia sesenta lanzas, sesenta sables y doble de pistolas, además de los correajes, cartucheras, cinturones. Para el uniforme de la banda de música se adquieren levitas, pantalones, capones plateados y galón y galleta blanca.
ultiman detalles. En sucesivas sesiones del Ayuntamiento se ultiman los detalles para tan significativo acontecimiento y a petición de algunos señores capitulares «y en reconocimiento de los beneficios que dispensa esta capital con las obras de ferrocarril y otros actos el Excmo. Sr. D. José de Salamanca, se acordó que de hoy en adelante se titule con su apellido la prolongación de la calle Gaona, o sea el tránsito comprendido desde San Agustín a la estación». Esta calle desde esta fecha lleva su nombre y, para la ocasión, se encargaron unos azulejos en Valencia que costaron treinta reales. En la sesión del día 14 de marzo el alcalde informa que el gobernador le ha comunicado que «parece que la inauguración del camino de hierro será el domingo próximo 18» y que finalmente los reyes no asistirían a la inauguración. Sí lo hizo el rey Alfonso XII acompañado de su madre Isabel II y la princesa de Asturias, el 5 de noviembre de 1881 con motivo de una cacería en su finca de Los Llanos. Llegado el día, el marqués de Salamanca, que unos meses antes había entrado en Albacete preso y escoltado por dos guardias civiles, tenía todo preparado para la inauguración, cuyos detalles conocemos por el historiador Hernández Girbal en su obra José de Salamanca. Marqués de Salamanca. El Montecristo español escrita en 1963.
En el día señalado cuatro trenes salieron de Madrid a las seis de la mañana. En el primero iba la Milicia Nacional, en el segundo la prensa, representantes de los organismos del Estado, del ayuntamiento y otras corporaciones; en el tercero iban los socios del casino del Príncipe y amigos y, en el cuarto, se trasladó al Gobierno y diputados. Al paso de los trenes todas las estaciones se encontraban profusamente engalanadas.
El convoy llegó a Albacete a las cinco y media de la tarde y los viajeros descendieron dirigiéndose a un amplio y suntuoso salón profusamente iluminado por más de doscientas arañas de cristal, «en el que se extendía una larguísima mesa en forma de martillo, llena de apetitosos manjares y exquisitos vinos donde los invitados hallaron consuelo y satisfacción a su necesidad, luego de tantas horas de forzada dieta». También se aprovechó la ocasión para inaugurar la calle que llevaba el nombre de José de Salamanca.
El Ayuntamiento obsequió al Gobierno y diputados a un banquete en el que Salamanca quiso estar junto a don Luis Vicén, presidente de la Junta Provisional de Gobierno de Albacete en 1854, quien había ayudado a don José a su llegada a Albacete huyendo de Madrid, y al que manifestó su deseo de adquirir terrenos junto a la antigua ermita de Los Llanos y de San Pedro de Matilla y que constituyen el origen de la actual finca de este nombre. Es posible que don Luis Vicén sea el mismo que había llegado a Albacete en 1834 como escribano de la Real Audiencia siendo habilitado por el regente de la misma para «la Secretaría y Despacho de los negocios del Acuerdo». Don José de Salamanca encargó a don Luis que realizase las gestiones oportunas para la adquisición de unos cientos de fanegas de tierra y viñas. Así adquirió las labores llamadas El Pozarro, Casa de Don Pedro, Orán, El Salobral, Casa de González, Salomón, Melegriz, Bacariza, entre otras. Además compró unas lomas para el ganado y llegó a plantar unas ocho mil vides. Su propósito era el de reedificar todo y disponer de un lugar con «casa de labor, caballerizas, graneros, lagar, árboles frutales, jardín, huerta y coto de caza». Concluidos los actos oficiales, el convoy regresó a las nueve de la noche a Madrid al tiempo que en el casino de Albacete se celebró un gran baile.
las estaciones. La estación de ferrocarril de Albacete se dispuso en las afueras de la villa, por el Noroeste, bordeando la muralla existente. Este hecho propició la apertura de las nuevas calles de Salamanca, Muelle, Carcelén … y los paseos de Alfonso XII y La Cuba. De la primera estación conservamos una fotografía que nos muestra cómo era. Años después, se edificaría otra que estuvo activa hasta la construcción en 1967, en el mismo lugar que ocupa la actual. Este hecho supuso un cambio de ubicación con respecto al lugar por donde llegó en 1855 el ferrocarril a Albacete, y que actualmente es el Parque Lineal.
Del viejo trazado del ferrocarril a su paso por Albacete nos quedan aún algunos recuerdos como el del Puente de Madera, llamado así desde mayo de 1859, la calle del Muelle y, según algunos historiadores, el paseo de la Cuba. Otros, como la vieja estación y el puente de la Maquinilla sobre el Canal de María Cristina, sólo existen en el recuerdo.