El problema de la vivienda tiene muchos recovecos sociales. Su elevado coste puede llevar a algunas personas a estar rozando el umbral de riesgo de pobreza o exclusión. En otros casos, esas situaciones de pobreza acaban implicando peores condiciones de habitabildiad, de la capacidad de calentar una casa en invierno o de afrontar gastos para arreglar humedades, lo que también tiene su repercusión en la salud.
Por eso la vivienda forma parte de la Encuesta de Condiciones de Vida que realiza el Instituto Nacional de Estadística. Con la combinación de los resultados de diferentes indicadores aquí recogidos luego se elabora la conocida como tasa Arope, que está en Castilla-La Mancha en un 34 por ciento de la población en riesgo de pobreza o exclusión. Es decir, afecta a uno de cada tres castellanomanchegos.
Una de las cuestiones que se analizan en este estudio es lo que se denomina carencia material, donde hay varios puntos recogidos en la encuesta relacionados con la vivienda. Por ejemplo, se pregunta si se tienen retrasos en los pagos vinculados con la casa (como podrían ser alquileres, hipotecas, suministros). El 11 por ciento de la población reconoce que va tan justa de dinero que esa es su situación. Es decir, uno de cada diez castellanomanchegos lo tiene complicado para ir al día con estos pagos.
El dato recabado de la encuesta de 2024 refleja un incremento de un punto respecto a la de 2023, que estaba en un 10 por ciento. El porcentaje está más bajo que el de los años 2021 y 2022, cuando se superó el 12 por ciento, coincidiendo también con una crisis de inflación. Ahora bien, si se compara con el dato que había hace solo cinco años, se puede comprobar que el porcentaje de personas que se retrasa en los pagos de la vivienda se ha duplicado. En 2019 solo le pasaba al cinco por ciento.
El historial del INE muestra que los años en los que menos problemas había para hacer frente a estos pagos son de los primeros años del siglo, cuando no se había alcanzado el pico del boom inmobiliario ni luego su pinchazo. En 2004, por ejemplo, solo tenían estos problemas el 2,8 por ciento de los castellanomanchegos. En el lado contrario, el peor dato se registró ee 2016, cuando ya se arrastraban varios años de la crisis inmobiliaria y financiera. Entonces el 15,9 por ciento de los castellanomanchegos se retrasaban con estos pagos.
En comparación con otras comunidades autónomas, Castilla-La Mancha está por debajo de la media, que en la encuesta de 2024 se queda en un 12 por ciento. Destaca el dato de Ceuta, con un 28,7 por ciento o Melilla, con un 21,5 por ciento. También por encima de la media están Canarias con un 15,4 por ciento y las comunidades de Cataluña y Comunidad Valenciana, ambas por encima del 14. La vecina Madrid anota un 12,5. En el lado opuesto, con los porcentajes más bajos se encuentran País Vasco, con un 5,9 por ciento o Galicia, con un 6.
El 19,4% no puede mantener la casa a una temperatura adecuada
Esta situación la padece uno de cada cuatro castellanomanchegos. A nivel nacional el porcentaje baja al 17,6.
El 30% no puede cambiar los muebles estropeados o viejos
Este gasto no lo puede afrontar tres de cada diez castellanomanchegos. A nivel nacional el porcentaje es del 27,7.