Qué gran tarde de toros

Pedro Belmonte
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Una pena que las espadas impidieran un rotundo triunfo de los toreros, que sacaron lo mejor de la encastada corrida que envió Conradi a Albacete

El entrenador Benito Floro, un gran aficionado a los toros. - Foto: Alcolea

Fue una excelente tarde de toros, por lo que fue, por lo que podía haber sido y también por la temperatura y estabilidad, ya que durante las ultimas horas había nervios de que la Feria Taurina pudiese terminar pasada por agua y solo antes de ayer, chispeó unos minutos. Ayer temperatura muy agradable y sin viento, el peor enemigo de los toreros, por lo que las telas se estuvieron quietas.

Al final la entrada no estuvo mal, tres cuartos de plaza cubiertos, en un cartel más de aficionados que de gran público, y tres toreros dispuestos con ganado que no es del gusto de la mayoría de las figuras, porque cuando las complicaciones aparecen, muchas figuras hacen lo contrario. La penúltima tuvo interés y en todo momento los espectadores mantuvieron la atención sin aburrirse, con buen toreo, con faenas rotundas, que no se llegaron a redondear con la espada y sobre todo viendo a un Cid en una de sus plazas talismanes.

Y hubo nombres conocidos que no quisieron perderse esta tarde de toros, como Benito Floro, que estuvo en un tendido, así como el que fuera novillero, banderillero, empresario y apoderado y ahora hombre de confianza de la empresa Lances de Futuro, José Antonio Galdón Niño Belén en otro tendido. En una barrera estaba Gabriel Lodares, nombre ilustre de la sociedad albacetense, volvió a los toros el obispo de la Diócesis, gran aficionado, Ángel Fernández, y en una barrera el bodeguero Javier Maiz, junto a su familia. En otra, María Victoria Fernández, presidenta local de la Asociación Españaola Contra el Cáncer, con su marido.