Editorial

La prevención es clave ante las enfermedades profesionales

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Las enfermedades profesionales son las que se contrajeron a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena o por cuenta propia en determinadas actividades que están recogidas en el cuadro de enfermedades laborales, encuadradas en seis grupos, que se contemplan en el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, que establece los criterios de notificación y de registro. En la provincia de Albacete se declararon 63 casos de enfermedades profesionales en el año 2024, según los datos que se aportaron en la última reunión del Grupo de Trabajo Permanente de Prevención de Riesgos Laborales, y la cifra es inferior a la del ejercicio 2023, cuando se declararon 85 dolencias laborales declaradas en el conjunto provincial, lo que debe considerarse como un aspecto positivo, ya que todo lo que sea reducir en este campo siempre será bienvenido.

Patronal y sindicatos son dos partes fundamentales en esta cuestión, sobre todo en el apartado preventivo, que es fundamental para minimizar los riesgos que puedan implicar el desarrollo de enfermedades profesionales entre las plantillas de trabajadores y conseguir los mejores resultados posibles. Así, desde la Asociación de Prevención de Albacete, se indica que uno de los puntos claves para reducir las dolencias laborales es hacer una correcta identificación de los riesgos para evitarlas, porque no se producen de forma instantánea, sino que se generan a lo largo del tiempo. Cada sector tiene su problemática concreta y, por ejemplo, como medidas preventivas para los trastornos musculoesqueléticos, que se presentan en trabajadores de distintos ámbitos, se plantea evitar los movimientos repetitivos y educar para mantener buenas posturas y la correcta utilización de los equipos de protección individuales. 

Desde la parte sindical, consideran que las enfermedades profesionales están poco contabilizadas, que se tienen que dar muchas circunstancias para que se consideren como tal y que el escaso número de casos también se debe a factores como la falta de un protocolo de diagnóstico de sospecha de enfermedad profesional para evitar su derivación como enfermedad común a los servicios públicos de salud por parte de las mutuas, la dificultad de establecer el nexo de causalidad entre la dolencia y las exposiciones laborales, y la desactualización del cuadro de enfermedades profesional.

El problema es evidente mientras se sigan registrando casos, por lo que es preciso que todas las partes implicadas continúen con su labor en este campo, siendo también fundamental la coordinación en aras de un avance que, no olvidemos, redundará, principalmente, en beneficio del trabajador y de su salud.