La Sección Segunda de la Audiencia Provincial acogió ayer la cuarta sesión del juicio contra un hombre para el que la Fiscalía pide 12 años de prisión por un delito de agresión sexual y una pena de prisión permanente revisable por el delito de asesinato, en la que declaró el acusado, que aseguró que no tenía intención de matar a la víctima.
El procesado, A.S. afirmó que tenía relación con la víctima, «pero no mucha», aunque admitió que la relación era buena y que contactaban habitualmente por teléfono.
Sobre el día de los hechos, el 26 de enero de 2022, manifestó que la víctima le llamó para que comprara cervezas y le cogiera comida del comedor, ya que se encontraba trabajando. Cuando la víctima regresó del trabajo se reunieron en la antigua caseta eléctrica en la que residía la víctima, donde el acusado dijo haber dormido dos veces en compañía de terceras personas y la noche de los hechos.
Los delitos. Tras dejar la caseta estuvieron bebiendo en Las Seiscientas, luego en la calle y por último, en la caseta antes de dormir, a la que llegaron como tarde a las 0,30 o a la una de la mañana. Tras acostarse, el acusado manifestó que se despertó porque notó que el ahora fallecido le tocaba las nalgas. «Pensé que quería tener relaciones conmigo, porque me tocaba los muslos. Le dije, ¿qué pasa? Somos amigos».
El fallecido le dijo que no pasaba nada, pero él cogió sus cosas y se fue. «Él me dijo que no me fuera, pero me fui».
El acusado se marchó, pero regresó tiempo después, «como mucho dos horas». Durante el tiempo que estuvo fuera dijo estar muy enfadado. «Pensé que quería follarme, estaba muy enfadado porque lo consideraba mi amigo».
En este sentido, señaló que durante seis meses le había dejado dinero siempre que se lo había pedido, que era algo habitual. «Me pedía cosas y yo se las daba por amistad».
Con ese enfado, regresó a la caseta y sin mediar palabra, cogió una piedra con la que le golpeó en la cabeza y luego le violó. «Le di con una piedra en la cabeza, decía 'aaaah, aaaah'. Le bajé la ropa y le agredí sexualmente, él movía las manos, pero no se defendía, no sé si por el golpe o por la cerveza, intentaba defenderse pero no podía. Lo hice por vengarme, porque él había intentado tener relaciones conmigo».
Cuando terminó la agresión sexual se levantó del colchón y le volvió a golpear con otra piedra, «no sé cuántas veces».
El procesado añadió que cuando se marchó del lugar estaba vivo. «Le puse la luz del móvil y vi que se movía, abría y cerraba los ojos». Después le tapó con una manta, aunque dijo que la cabeza no y le quitó el móvil. «Yo estaba seguro de que se iba a levantar». Aunque en un momento dado, dijo que «me daba igual que muriera», afirmó que nunca pensó que fuera a morir y que él no tenía intención de acabar con su vida. «No pensé en matarlo, pensé en pegarlo. Sabía que tenía un cuchillo, si hubiera querido matarlo habría cogido el cuchillo».
También manifestó que cuando le golpeó con la piedra, no sabía exactamente donde lo hacía, porque estaba muy oscuro.
El acusado se mostró arrepentido de haber acabado con la vida de la víctima. «No volvería a hacer lo que hice. En ningún momento pensé que moriría». «Estoy arrepentido de lo que he hecho, ese día no sé qué me pasó».
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