Mazo escribe los mejores pasajes de una novillada triunfal

Pedro J. García
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Alejandro Peñaranda, Nek Romero y el debutante con picadores abren la puerta grante ante un mal encierro de El Montecillo

El debutante Francisco José Mazo torea al natural al sexto de la tarde. - Foto: Alcolea

Francisco José Mazo tuvo el debut con picadores soñado porque, en tarde tan importante, logró el triunfo y abrió la puerta grande del coso albacetense. Una salida en hombros en la que estuvo acompañado por sus compañeros de cartel, Alejandro Peñaranda y Nek Romero, tras cortar dos orejas por coleta en un festejo en el que, al igual que en la primera novillada, los coletudos tuvieron viento de cola desde los tendidos.

Mazo debutó con triunfo, pero, por encima del resultado, quedó las buenas sensaciones que dejó, ya que fue el novillero que rubricó los mejores pasajes de los tres en discordia, también con el añadido de que dispuso del lote más potable dentro del mal encierro que lidió ayer en Albacete El Montecillo. es esa tarde de debut, Mazo también tuvo tiempo para emocionarse, con el brindis a su padre, Manolo Mazo, fallecido recientemente, y con el que hizo a Sergio Martínez, director de la Escuela Taurina de la que ahora sale para dar los pasos en solitario. Y, por supuesto, para degustar una salida en hombros, ya como integrante del escalafón novilleril.

No pesó la cita. La segunda novillada picada, cuarto festejo del abono, estaba marcada en el calendario de Francisco José Mazo, porque suponía su debut con los del castoreño, y en tarde tan importante no le pesó la responsabilidad al joven albacetense, más bien dio muestra de una tranquilidad impropia ante una cita tan importante. Para comprobarlo sólo fue preciso esperar a que saltase al ruedo el tercero de la tarde, porque Mazo salió muy decidido para recibir al novillo con una larga cambiada a la que le siguieron ajustadas verónicas y dos medias. El novillo, en el caballo se empleó con un pitón y en banderillas esperó, sin augurar nada bueno para el último tercio. Mazo brindó al cielo, a su padre el picador Manolo Mazo, fallecido recientemente. En día tan especial, la banda titular de la plaza de toros, la Unión Musical Ciudad de Albacete, con el maestro Alberto nevado al frente, tuvo el detalle de arrancar la música a la vez que la faena de un Mazo que estuvo muy asentado, con gusto por momentos, con momentos más brillantes con la mano derecho, porque al natural le costó más al novillo. Volvió a la derecha y la faena subió de tono, hasta la estocada contraria de efecto fulminante con la que despachó al astado y que le valió para llevar la primera oreja a su esportón.  

No fue fruto de la casualidad, porque el debutante volvió a estar muy entonado ante el que cerró plaza. Lo recibió con buenos lances a la verónica, rematados con dos medias y, tras un puyazo arriba, en el que empujó, le recetó un quite a la verónica. No estuvo mal acompañado Mazo, porque su cuadrilla también estuvo a buena altura y el mejor ejemplo fue Javier Palomeque, quien se desmonteró tras el tercio de banderillas. Ya con la muleta, el albacetense realizó una faena bien conjuntada, templado y con buen gusto, sobre todo toreando con la mano derecha, sobre la que cimentó su labor. Finalizó con unos lucidos ayudados antes de cobrar una estocada caída, pero efectivo. Afloraron los tendidos y cortó una oreja que, sumada a la anterior, le abrían una merecida puerta grande para el joven debutante.

El primero de El Montecillo tuvo la mayor entrega en el capote de Peñaranda, que lo recibió con una larga cambiada a la que le sucedieron chicuelinas. A partir de ahí el novillo fue a menos, sin celo en el caballo y dobló al salir. Antes de iniciar su faena de muleta, brindó a su compañero de cartel y de Escuela Taurina, Francisco José Mazo, y ante un novillo blando, sin clase ni entrega logró varias series con la derecha, no siempre limpias, con demasiados tropezones de muleta. Peor fue el novillo por el izquierdo, más corto todavía. Un  circular invertido precedió a una estocada de efecto fulminante y el conjunto de una sosa y fría faena tuvo el premio de una oreja.

No mejoró la suerte para Peñaranda con el cuarto de la tarde, otro novillo blando, que fue protestado, y sin clase. Suelto de salida y sin fijeza en el capote del novillero, que le recetó varias verónicas en los lances de recibo. Ya con la muleta, Peñaranda firmó una faena en la que ligó las series, tanto con la derecha como la que dio al natural, a un toro que cada vez se quedaba más corto y, otra vez, hubo demasiados tropezones de muleta. Toreó con la derecha sin ayuda antes de cobrar una estocada que fue efectiva. Afloraron los pañuelos y logró una oreja que, unida a la conseguida en su primera faena, le abrió la puerta grande. 

Buenas maneras. Nek Romero apuntó buenas maneras desde el recibo con el capote, con verónicas con la pierna flexionada de buen gusto y remate con la media. Llevó al toro al caballo con chicuelinas al paso y, tras un puyazo corto, dejó un vistoso quite por chicuelinas, una altanera y la revolera. En la muleta, el astado fue de condición similar al primero, de corta embestida y protestón, pero Romero tuvo la virtud de que no le tropezase el engaño en series ligadas y limpias, dentro de una faena más conjuntada y que también tuvo buen tono en el toreo al natural. Remató con unos naturales sin ayuda y dejó una estocada desprendida, por lo que tuvo que usar el descabello para pasaportar a su enemigo.

El quinto, suelto de salida, manseó en los primeros tercios, aunque Romero pudo ligarle varias verónicas a pies juntos antes de llevarlo al caballo, huido en el primer intento y defendiéndose en el segundo. Esperó en banderillas, donde destacó Víctor del Pozo, que se desmonteró. Brindó al público una faena que comenzó toreando al natural a un novillo que ya empezó a quedarse corto. Ya de pie, siguió sobre el pitón izquierdo, pero sin lucimiento en los primeros pasajes, de mejor corte los de la siguiente tanda. Bajó de tono la faena con el toreo con la diestra y volvió al toreo natural ante de enjaretarle unas ajustadas bernadinas. Dejó una estocada trasera y contraria y paseó la oreja que también le abría la puerta grande.