El comedor del Sagrado Corazón reparte 300 comidas diarias

Teresa Roldán
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La directora del centro, María Montoya, agradeció la ayuda de 25.000 euros recibida este año del Ayuntamiento de la capital para sufragar el coste del servicio

Muchos usuarios ya sentados en el comedor social del Sagrado Corazón en hora punta. - Foto: José Miguel Esparcia

El comedor social de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús funciona desde hace más de cuatro décadas en la capital de Albacete de manera ininterrumpida los 365 días del año como único recurso de estas características en la ciudad. Y lo hace gracias a la caridad de la sociedad albacetense y a la generosidad y altruismo de los voluntarios que hacen realidad que todas las personas vulnerables y sin recursos económicos puedan tener un plato caliente de comida al día, también entrega desayunos y con la comida se reparten también mediante bocadillos, fruta y zumos la cena, de tal forma que quedan cubiertas las necesidades nutricionales diarias de las personas en situación de exclusión social.

Como todos los años por estas fechas en verano con la llegada de los temporeros las cifra de comidas que se ofrecen en este recurso a diario supera las 300, oscilando por regla general entre las 290 y las 320 personas a las que se le da este servicio. En lo que llevamos de año el día que menos comidas se han ofrecido en este dispositivo ha sido 180. 

En ocasiones ocurre, tal y como explicó la directora de la Institución Sagrado Corazón, María Montoya, que puesto que para acceder a este servicio no se pide documentación alguna, ni filiación, ni creencia religiosa o política, ni es necesario ser derivado por los Servicios Sociales, faltan menús para la cantidad de personas que acuden al comedor, algo que rápidamente solventan los voluntarios encargados de hacer la comida fruto de la larga experiencia que atesoran. Y es que es difícil adivinar cuántas personas se pondrán a la cola de la Institución para recibir un plato de comida. Eso sí, Montoya insistió en que «nadie se queda sin su ración de comida diaria, y más ahora en verano, en que las peticiones aumentan no ya sólo por el aumento de temporeros en la ciudad, sino también porque casi  a diario también los niños de familias sin recursos acuden aquí, a diferencia del resto del año que tienen plaza gratuita de comedor escolar; hay días que tenemos 20, otros 12 e incluso los fines de semana llegan hasta 30 menores por día».

Con este volumen de actividad, Montoya estimó que al año el comedor social llega a ofrecer hasta 109.000 comidas y en torno a una cifra parecida de cenas. 

También las personas sin recursos que lo deseen pueden acudir a este centro para desayunar, tanto es así que este año a diario ya son un centenar los desayunos que se dispensan, de 70 que se daban el año pasado por estas fechas.

Y es que a las personas nuevas que precisan a diario de esta tabla de salvación para sobrevivir se unen los que desde hace mucho tiempo tienen una situación de pobreza cronificada y son viejos conocidos de este recurso. «En torno a la mitad de las personas que acuden aquí llevan años viniendo al comedor social de la Institución», agregó la directora.

Como trabajadora social que es María Montoya destacó que las personas que no terminan de salir de este círculo de pobreza en general «es porque tienen una situación  laboral complicada, que les ha llevado a una exclusión total y que tienen difícil volver a acceder al mercado laboral; hay personas que aunque tienen una vivienda donde cobijarse no tienen dinero para pagar los suministros y por ello no pueden cocinar, ahí radica un poco el problema de muchos de nuestros usuarios».

Afortunadamente la solidaridad de las empresas y de los particulares, también de las instituciones, con la Institución del Sagrado Corazón, va a la par que el aumento de la demanda del comedor social. «Este último año tanto las empresas como los particulares se han volcado más con la Institución y los gestos solidarios fruto de acciones benéficas no para de crecer; la ayuda que recibimos en muy grande».

Un ejemplo de ello es el convenio suscrito este año con el Ayuntamiento, por el que el Sagrado Corazón recibirá una ayuda exclusiva para atender el comedor social, de 25.000 euros, algo que Montoya agradeció en nombre de la Institución Benéfica, «porque demuestra el interés del Consistorio por ayudar a afrontar el coste de este servicio que da de comer a mucha gente de la ciudad».

Si importantes son las donaciones de alimentos para hacer las comidas no lo es menos el papel de los voluntarios, que en total suman entre 150 y 200, aunque los hay que son más asiduos y otros que colaboran de forma más esporádica. «Siempre hacen falta personas voluntarias, sin ellos este comedor social no podría funcionar», agregó la directora del Sagrado Corazón, María Montoya, que informó que cada día se hacen dos turnos de voluntarios, con hasta 22 personas que los integran: uno que se ocupa de cocinar y otro de servir las comidas. Es precisamente el alma de este comedor social, su coordinador, Abdul como lo conoce todo el mundo, aunque en realidad el nombre de este africano asentado en Albacete es Sibila Ouedraogo, el que se ocupa de elaborar el  menú en función de las mercancías recogidas cada día.

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