Menos de 24 horas han tardado Pedro Sánchez y su orfeón mediático en criticar a Núñez Feijóo por haber dicho que "el PP tardó menos de 24 horas" en rechazar la amnistía que exigía Junts a cambio de apoyar la investidura como presidente del Gobierno del líder de los populares.
Un error. Se han metido en un charco y en política los errores se pagan. En este caso el precio ha sido regalar a Sánchez y a sus ministros un argumento que, a modo de mantra, irán repitiendo en cuantos actos participen a lo largo de los días que faltan para que se celebren las elecciones gallegas. Y después de Galicia, cuantas veces necesiten justificar que el PSOE -confesión del negociador Santos Cerdán- ya estaba negociando con Carles Puigdemont antes de las elecciones generales del 23J.
Sánchez y sus propagandistas no han dudado un segundo en exprimir el argumento de qué "también Feijóo" contempló la posibilidad de ceder a las exigencias del prófugo de Waterloo. Exprimir y extrapolar. El silogismo es tan sencillo como perverso: Feijóo critica lo que él mismo practica. Y cada vez que le recuerde a Sánchez que está donde está gracias a los siete votos de Junts le van a restregar que él también ponderó esa posibilidad. Lo de menos es recordar lo obvio: Feijóo dijo no y Sánchez cedió. Por eso uno está en La Moncloa y el otro sigue en la intemperie que a ratos resulta ser la oposición. Pero los errores se pagan.
El PP pagó un alto precio en las elecciones generales ante una opinión pública impresionable por los pactos cerrados de prisa y corriendo con Vox tras las autonómicas mientras que Sánchez supo esperar a que pasaran los comicios de julio para presentar el pacto con Bildu que entregaba la alcaldía de Pamplona a los herederos de Batasuna.
En la política saber medir los tiempos -y el alcance de las palabras- es fundamental. La confesión de Feijóo sobre la duración de los contactos con Junts -que por coherencia nunca deberían haberse producido- le perseguirá durante toda la legislatura porque el agitprop sanchista no soltará el hueso cada vez que el líder de los populares le recuerde a Sánchez por qué está en La Moncloa y cuál ha sido el precio que ha debido pagar a los impulsores del golpe del "procés". En la política los errores se pagan.