Piel más vulnerable al sol

SPC
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Los casi tres meses de confinamiento pueden pasar factura a esta zona corporal, que debería exponerse progresivamente a los rayos del 'astro rey', a pesar de las ganas de todos de estar al aire libre

El confinamiento y la desescalada han mantenido a los españoles prácticamente sin salir de su hogar durante tres meses y  por fin, la nueva normalidad parece haber recuperado las costumbres de hace unos meses y las ganas de hacer las maletas para empezar las vacaciones. El problema es que aterriza coincidiendo con el inicio del verano, lo que hace peligrar la salud de la piel, ya que este largo período sin estar expuestos al sol conlleva ahora un riesgo mayor de padecer sus efectos nocivos. 

Susana Mezquita, experta del departamento médico de Cinfa, explica que otros años uno se acostumbraba poco a poco a la radiación y, en el momento que esta era más intensa, la piel contaba con cierta pigmentación que la protegía. Sin embargo, este año el contraste va a ser mucho mayor porque estamos más blancos de lo normal y hay ganas acumuladas de pasar tiempo al aire libre, lo que se convierte en un «cóctel explosivo» para le epidermis. 

Esta especialista lanza este mensaje consciente de que desde hace unas pocas semanas muchas personas se están exponiendo por primera vez a los rayos de manera brusca y, además, en un momento en el que la intensidad de las radiaciones es ya muy elevada. Por ello, insiste en que «hay que tener en cuenta que su vulnerabilidad es mayor que nunca».

Por lo tanto, este verano hay que poner especial atención en cómo proteger nuestra piel para evitar las quemaduras, el fotoenvejecimiento, las manchas y, sobre todo, reducir las probabilidades de padecer, a largo plazo, cáncer de piel. 

La mejor medida preventiva es exponerse al sol de forma progresiva. Para disfrutar del sol sin riesgos, lo adecuado es dosificar el número de horas que se pasan bajo sus rayos. Sobre todo habría que controlar el tiempo de exposición durante los primeros días de playa, naturaleza o piscina, yendo de menos a más. 

Mezquita aconseja así «empezar por una hora y luego ir prolongando este tiempo» y recuerda la importancia de evitar estar al sol durante las horas centrales del día, ya que entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde se estima que los rayos solares son más fuertes y perjudiciales. En este sentido, también habría que tener en cuenta que la altitud aumenta la peligrosidad del sol.

En todo caso, consultar los índices ultravioletas puede ser de ayuda antes de realizar alguna actividad al aire libre. Esta información puede encontrarse en múltiples páginas web, como el portal de la Agencia Estatal de Meteorología.

Fotoprotectores 

Por otra parte, es necesario recurrir a barreras físicas como sombreros o gafas de sol y ponerse media hora antes de salir de casa un fotoprotector, nunca inferior a 30, que proteja contra todos los tipos de radiaciones: la infrarroja, la ultravioleta y la visible. También hay que utilizar bien la crema para beneficiarse de sus efectos. Hay que ser generosos con la cantidad que se usa y volver a aplicara cada dos horas y después del baño. Por último, siempre es mejor aliarse con la sombra de árboles y sombrillas pero, lo cierto, es que cobijarse así no protege al 100 por 100. Tampoco lo hace la mascarilla, puesto que la función de este material es otra y, en cualquier caso, solo cubre la zona de la boca y la nariz. Así pues, resulta indispensable aplicarse siempre el fotoprotector por todo el rostro.

Y si la alimentación y las matemáticas son importantes en la educación de los más pequeños de la casa también debe serlo la protección frente al sol. El ejemplo suele ser el método más efectivo, pero también hay que saber que la piel de los niños es más sensible que la de los mayores y, por tanto, requiere de unos cuidados algo distintos y más exhaustivos si cabe.

Por este motivo, los niños menores de un año nunca deben ser expuestos directamente a los rayos del sol y, cuando tienen dos o tres años, sus padres deben extremar todas las medidas de fotoproteccion como prendas de vestir, gorros y gafas de sol, así como aplicarles fotoprotectores específicos para niños con SPF 50+ y el símbolo de rayos UVA.