Mariano Acebal Bernal, tras 10 años casado y con tres hijos, se divorció de su mujer. Aunque el proceso civil estaba cerrado, optó por pedir la nulidad matrimonial.
¿Por qué decidió pedir la nulidad matrimonial?
Yo tenía ya el divorcio, que fue muy rápido porque somos los dos abogados y sabíamos los errores que no queríamos cometer. No me había planteado pedir la nulidad, pero a través del comentario de un familiar, una tía mía, comencé a valorar la posibilidad. Un proceso civil te marca el régimen de custodia de niños, pero un temblor así en tu vida te lleva el alma y eso no lo cura nadie y este proceso creo que te ayuda a encontrarte con la verdad, de saber que ha vivido uno o que no ha vivido.
A veces Dios te llama, te da señales que te van conduciendo a algo y este proceso me ha dado muchas respuestas y a nivel interno, espiritual, de entender cosas, es algo reparador.
¿Qué es lo primero que hizo para pedir la nulidad?
No fui al Obispado, fui directamente a ver a la abogada María Ángeles Zafrilla Cifuentes especializada en Derecho Canónico. Para mí fue como cuando vas a hacer una reforma en casa y tienes gente de confianza y te olvidas, hay gente que con una reforma discute con todo el mundo y otras que pueden llevarse bien. Para mí Marian es una persona de absoluta confianza, de reconocido prestigio a nivel jurídico en el tema de las nulidades y además tiene una gran calidad humana y al ser cristiana hablas el mismo lenguaje.
Una de las cosas que yo hablé con Marian es que la nulidad no podía generar más sufrimiento ni dolor, no venimos a eso. Era darle un enfoque más difícil, porque no vale cualquier cosa para conseguir una nulidad, al final es la búsqueda de la verdad, con unos hechos.
¿El procedimiento fue muy traumático?, ¿tuvo que presentar mucha documentación?
Fue un procedimiento sencillo, fue en pandemia y se retrasó cinco o seis meses, pero yo creo que fue bien. La demanda la puse el 30 de diciembre de 2019 y la sentencia llegó en 2021. Hay mucho cuidado en este proceso, porque te abres en canal.
Cuando empezó el proceso de nulidad, ¿tenía una nueva pareja?
Sí, yo tenía pareja cuando empecé la nulidad.
¿Quería casarse por la Iglesia?
Eso era sólo si Dios quería.
¿Se ha vuelto a casar?
Sí, por la Iglesia, pero esta vez ha sido mucho más meditado, sabiendo lo que hacía y entendiendo las cosas.
¿Confiaba en lograr la nulidad?
Yo tenía un deseo de saber, de ver que pasaba, esperaba que fuera lo que tuviera que ser, está la justicia ordinaria y luego está la justicia divina y no podemos arrogarnos esa justicia divina.
¿Cuál es la principal diferencia entre el divorcio y la nulidad?
La diferencia fundamental entre el procedimiento civil y la nulidad es que no se puede mentir, en un juicio se tiene derecho a mentir. El divorcio civil me ha servido para regular las relaciones con mis hijos, nada más, la nulidad matrimonial me ha dado paz, me ha dado un rumbo, una meta, fuerza, ver que puedes haber cometido errores, pero que el padre perdona, siempre te acoge.
La nulidad te toca el alma, tanto si sale, como si no sale. Es un milagro, pero no por la nulidad, sino por la persona que soy después de la nulidad. En una nulidad el bien jurídico a proteger es el alma.
¿Qué ha supuesto para usted el tener la nulidad, una vez que ya tenía el divorcio?
Para mí la nulidad me ha permitido acercarme a Dios en una época en la que hay cosas que pasan y tendemos a culpabilizar a los demás. La nulidad me ha permitido tener más conciencia, ser más maduro a la hora de afrontar determinados sacramentos y saber que simbolizan y que representan. Es coger a la familia de la Iglesia, en el peor momento en el que he estado en mi vida, porque aunque te vendan las libertades individuales, una ruptura matrimonial es un fracaso de un proyecto, independientemente de que se anule o no es algo que no ha funcionado. Yo podía estar en una época más inmadura y lo que me ha permitido la nulidad es ver que Dios está ahí todos los días en lo que vemos, en lo que tocamos.
¿Recomienda a todos los cristianos la nulidad?
Yo recomendaría siempre la búsqueda de la verdad, a los cristianos y a los no cristianos, porque verdades solo hay una. La nulidad es algo sanador, cuando te enfrentas a ti mismo hay momentos en los que puede ser más complicado o menos, pero es como te vas superando en la vida.