El Obispado tramitó más de 100 causas de nulidad en 10 años

Josechu Guillamón
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Durante 2023 hasta 25 personas se interesaron por anular su matrimonio eclesiástico, pero sólo se tramitaron cinco casos

Imagen simulada de una pareja durante su ruptura matrimonial. - Foto: A. Rodrigo

Aunque las nulidades matrimoniales son una fórmula poco utilizada para poner fin a los matrimonios, si la comparamos con los divorcios o las separaciones, lo cierto es que todos los años son muchas las personas que se interesan por la posibilidad de anular su enlace matrimonial a los ojos de Dios y de la Iglesia.

En concreto, en los últimos 10 años el Obispado de Albacete ha tramitado 104 causas de nulidad matrimonial, aunque son muchas más las personas que cada año acuden a preguntar por esta posibilidad, ya que muchas finalmente deciden no seguir adelante con el procedimiento.

La mejor prueba de ello, es que en el año 2023 fueron 25 las personas que se acercaron al Obispado a preguntar por como pedir la nulidad y sólo se tramitaron cinco causas.

En los últimos años el número de causas tramitadas ha ido descendiendo, como señala el vicario judicial de la Diócesis de Albacete, Pedro Roldán Cortés. «Las nulidades han descendido en los últimos años, pero no sé cuál es la razón». En concreto, en 2023 se tramitaron cinco causas, en 2022 fueron nueve, en 2021 llegaron a 10, en 2020 fueron sólo seis, en 2019 fueron 15, en 2018 fueron 13, en 2017 ocho, en 2016 se alcanzó el pico más alto de la década con 17 causas, en 2015 y 2014 fueron cinco y en 2013 fueron 10. Podemos decir que de media se tramitan unas 10 causas de nulidad al año.

Según explica el vicario judicial, «la mayoría de las nulidades que se piden terminan siendo positivas».

Las razones. Generalmente las personas que van a pedir una nulidad matrimonial lo hacen por dos razones, según señala Pedro Roldán, la primera de ellas es  para poder volver a casarse por la Iglesia. «Nos encontramos a gente soltera que es religiosa y que tiene una pareja que está separada o divorciada y quieren casarse por la Iglesia. Una persona aunque esté divorciada sigue casada por la Iglesia y ese vínculo sólo puede terminar si la otra parte muere o se declara la nulidad matrimonial. Una nulidad implica que el matrimonio no ha existido por diferentes razones».

La otra razón por la que se pide la nulidad es por un tema moral. «También tenemos a personas que sin tener una nueva pareja, no quieren tener ningún vínculo con la otra persona, sabiendo que aún existe el vínculo por la Iglesia quieren que no exista, por una cuestión de conciencia, de moral o de ética».

Para solicitar la nulidad matrimonial, como es lógico, es necesario estar bautizado y haberse casado por la Iglesia.

En cuanto a la documentación, junto con la demanda de nulidad es necesario presentar la partida de matrimonio, la partida de bautismo, el DNI y si hay alguna sentencia de separación o divorcio, la sentencia también, junto con aquellos documentos que las personas que piden la nulidad estimen  necesarios.

Hay que destacar que aunque mucha gente piensa que las nulidades matrimoniales son algo que sólo se concede a famosos o gente con dinero, no es así, de hecho el Obispado de Albacete no cobra nada por tramitar una nulidad, como señala el vicario judicial. «La gente que llevamos aquí es gente normal, gente que a veces puede tener unos mejores medios de vida y otra gente que no tiene medios de vida y nosotros se los tenemos que facilitar».

De hecho, lo más habitual es que la gente que pide la nulidad sea de clase media. «Si hablamos de perfil económico hablamos de gente de clase media y clase media baja, la clase trabajadora. En cuanto a la edad, la mayor parte son gente de mediana edad, pero tenemos de todo, hemos tenido gente muy mayor, pero la mayoría de gente que viene está entre los 45 y los 55 años».

Por otra parte, la mayoría de la gente está divorciada. «La Iglesia no admite el divorcio, pero si que aconseja la separación cuando es necesaria, porque la separación no rompe el vínculo. De hecho hay veces que hay gente a la que le decimos 'si no estáis separados es bueno que os separéis', pero no rompe el vínculo».

Por otra parte, hay casos en los que si el vicario ve posibilidades de reconciliación, a través de terapia, se recomienda no iniciar el proceso.

Las causas. El Tribunal Eclesiástico es un Tribunal Colegial, hay un juez, que puede ser instructor y ponente, pero la nulidad la concede un Colegio; es decir, tres jueces, que son los que estudian la nulidad y los que al final votan. Las causas de nulidad son varias, pero la más habitual es lo que el Derecho llama: grave defecto de discreción de juicio, que traduciéndolo a palabras más entendibles es la inmadurez a la hora de tomar la decisión de casarse.

Otra causa habitual es la falta de libertad. «Cuando uno se ha casado presionado por una situación no hay libertad, aquí encontramos casos de embarazos de personas que no están casadas y tienen una presión de la familia para que se casen. Cualquier acto jurídico necesita de la libertad y si hay presión no hay libertad». En cualquier caso, lo más habitual es «la inmadurez o la incapacidad para asumir las obligaciones en el matrimonio, por causas de naturaleza psíquica, ahí puede haber algún tipo de enfermedad, algún tipo de adicción. Si que se da mucho que hay una adicción que no ha sido tratada y que se acentúa».

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