La asociación Aluex continúa con su ciclo de conferencias en el salón de actos de la Diputación Provincial, dentro de La medicina al servicio de la salud. Juan Luján Martínez, médico cardiólogo, habló sobre la Enfermedad coronaria. Hasta aquí hemos llegado. El albacetense comentó al periódico algunas singularidades de su ponencia.
En la conferencia se centró en los avances, de ahí Hasta aquí hemos llegado...
Efectivamente. Como el ciclo es La medicina al servicio de la salud, la idea ha sido hablar de dónde salíamos, de dónde veníamos desde los años 50 a los avances e innovaciones, al menos algunos de ellos, de los últimos 60 años y cómo ha cambiado la situación, de lo que podemos disfrutar ahora.
¿Qué ha surgido en los últimos años?
Está todo más enfocado en la medicina personalizada, en la genética y, sobre todo ahora mismo, en los dispositivos, tipo marcapasos, desfibriladores o para la insuficiencia cardíaca, pero eso es en los últimos 10 años, aunque también he hablado de lo que teníamos en los años 50 y lo que ha ido llegando y cómo nos ha cambiado la enfermedad.
¿Estaba en los años 50 la situación en «pañales»?, ¿lo tenía muy mal el paciente?
En los años 50, prácticamente estabas obligado, con enfermedad coronaria, a sobrevivir como pudieras, pero el tratamiento que se recomendaba era reposo y poco más. La situación era precaria.
¿Cuándo empezó a cambiar esa situación para mejorar la calidad de vida del enfermo?
Bueno, he incluido una diapositiva en la charla con los años de los principales descubrimientos, y diríamos que a partir de 1969, con la primera cirugía de baipás coronario, hay un cambio brutal en el tratamiento, luego en los años 70 aparece la angioplastia, que supone otro salto cualitativo, y en los años 80 vienen los tratamientos fibrinolíticos para los síndromes coronarios agudos, que supone otro gran cambio. Diría que esos tres escalones son fundamentales.
Hoy "reparan" el corazón, si hace falta, rápidamente...
Esa es la palabra clave, rápido, porque hemos aprendido que en el caso de los síndromes coronarios agudos, de los infartos, el tiempo es vital. Hay protocolos y sistemas para que el paciente consulte precozmente con el sistema sanitario y sea diagnosticado y atendido lo más rápido posible, porque el tiempo es fundamental, clave para minimizar el daño. Ese es un punto importante en esta patología.
¿Es tan importante tener un desfibrilador cerca?
Los desfibriladores son especialmente eficaces en grandes aglomeraciones y se puede utilizar. Sería importante que este tipo de dispositivos se completase, digamos, con una educación general en la población sobre qué hacer ante una parada cardíaca, en eso podríamos mejorar.
Parece que cuando alguien acude a Urgencias con un problema de este tipo, es atendido inmediatamente.
Exactamente, como anécdota, he oído alguna vez comentar a dos personas mayores te tenían que ir a urgencias y decir que si comentas que te duele el pecho, enseguida te hacen de todo, porque es así. De momento, un electro rápidamente y luego, te verán con más o menos celeridad, según los resultados del electro.
No siempre hay que llegar a la cirugía, ¿es así?
No, la cirugía hoy en día está restringida a muy pocos casos, porque en nuestro sistema lo que predomina es la mioplastia, porque tienes unos síntomas, se diagnostica un síndrome coronario agudo, entonces se inicia un tratamiento médico para calmar la cosa y rápidamente vas a tener un cateterismo, diagnóstico, y con lo que se vea ahí, vas a tener el tratamiento, que en ocasiones intentar reparar, con un pequeño balón, dilatar la arteria y poner un stent. En nuestro medio, afortunadamente, es lo más estándar, lo que suele pasar.
El último paso sería el cambio, el trasplante.
Cuando la situación es muy extensa o está en un sitio que no se puede corregir con angioplastia , viene la cirugía y el papel del trasplante ya, afortunadamente, son pocos casos, excepcionales.
¿Cuál es el gran desafío?
Para mí, el gran desafío que hay ahora mismo en los países del primer mundo, digamos, es la sostenibilidad de los sistemas. Disponemos de muchos tratamientos, que son muy buenos, pero cada vez son más caros. Si hay pocos pacientes, podemos sostenerlo, pero si somos muchos los que estamos en tratamiento, el problema es de medios. Para intentar compensar esto, lo mejor es el autocuidado.