Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Mentiras

24/07/2023

Leí hace poco al escritor e ingeniero Fernando de Orbaneja, que lleva más de ochenta años dedicado a leer y comentar los textos sagrados, y me entristecí bastante por sus comentarios, posiblemente estudiados y acertados, y no tanto por lo que dicen sino por lo que expresan, al afirmar que: «la Biblia se contradice con frecuencia y da por correctas verdaderas atrocidades».
Decir esto de un libro como la Biblia es sin duda, un tremendo palo, no solo al creyente sino al amigo de la historia como pasado, como presente y como futuro. Sin embargo, el privilegio humano de mentir no está exento de límites, como tampoco es limitada la libertad de expresión y de información. Cuáles son los límites, cómo se definen, qué fin persiguen y hasta dónde son legítimos para intervenir en estas libertades como cuestiones para responder en el seno de una democracia.
Pero hay gente que miente por enfermedad crónica, es necio en sus postulados, absurdo en sus mecanismos y cruel en su ejercicio; y es que no sabe ser de otra manera, por eso, es tan ruin como el mecanismo que utiliza y a veces, recibe el mismo premio que intenta regalar. Por eso, nos preocupa esta democracia amparada en falsedades o pies de barro, porque la progresiva democratización del conocimiento y no solo de la información, parece ser una de las alternativas para detectar la mentira. Porque la fragilidad de la verdad no viene solo de la mentira, sino de imposibilidad de conocimiento. Mentir es fácil cuando ejemplariza el inductor con su propio mecanismo.
Ahora, que hemos acabado el tiempo de campaña electoral, que se ha resuelto el mecanismo político con la victoria de todos los partidos –nadie pierde-, vendrá un nuevo momento en el que la democracia política intentará desbordar otros mecanismos y lo hará como ha estado haciendo durante el proceso previo, mintiendo y negando su mentira. ¡O no, tal vez, no!, que sería lo deseado, gobierne quien gobierne, porque lo que el pueblo necesita es una verdadera democracia, evitando la mentira productiva, la que se hace con intención y con 'alevosía' en muchos de los casos, porque esa necedad del necio es la razón de tanto mediocre, de tanto sabio sin conocimiento, o de tanto juez sin toga.
Aunque tengamos plena conciencia de que existen diferentes formas de mentir, regularmente podemos ser víctimas o autores de la misma; los vituperios que intentan hacer daño, al provocar como finalidad sentimientos negativos trayendo consigo consecuencias negativas para los demás y para uno mismo, no nos permitirá poder estar tranquilos ni siquiera tener serenidad en sus pensamientos, por eso origina cambios psicológicos o enfermedades que pueden afectar, tanto al que intenta dañar como al que lo hace dañando, intencionadamente.