En la historia negra de Albacete hay dos accidentes que se recordarán para siempre. El primero fue el siniestro ferroviario de Chinchilla, con decenas de fallecidos y el segundo, el accidente del TLP en la pista de la Base Aérea de Los Llanos -el 26 de enero de 2015-, en el que murieron 11 personas -dos militares griegos y nueve franceses-. De esta última catástrofe se cumplen hoy precisamente 10 años y Albacete se consternó por la magnitud del siniestro en una instalación militar muy querida en la ciudad, la Base Aérea, y en un programa de la OTAN que, después de alguna mínima controversia inicial, se ha demostrado a lo largo de su andadura en Los Llanos, que vino a sumar a la sociedad albacetense.
La ciudad se volcó con el TLP, entonces bajo los mandos del coronel Antonio Bernal, y todos los recursos de la ciudad se pusieron a disposición para intentar salvar el mayor número de vidas posibles y así fue. Fueron días tristes en la ciudad, pero sirvieron para que esa conexión existente de la ciudad con el Ala 14 del Ejército del Aire y del Espacio se extrapolara también al TLP, cuyo horizonte está situado en el año 2029, cuando expira el compromiso de permanencia de la escuela de pilotos de la OTAN en Albacete.
Hoy, a las instalaciones de la Base Aérea de Los Llanos regresarán las familias de los militares que dejaron su vida en el inicio de un ejercicio práctico del TLP. Los fallecidos están presentes continuamente en el trabajo diario en estas instalaciones, porque su memoria permanece a través del monumento que se erigió para que todos los alumnos del TLP sean conscientes de la importancia de servir a un país y, en este caso, a la OTAN, en su lucha por la libertad.