El ciclo Conciertos para el patrimonio, que programa el Museo de Albacete y aúna difusión y música en directo, contará hoy, a las 11,30 horas, con la presencia del teniente coronel de la Guardia Civil, Marcos Gómez Romera, jefe de Operaciones de la Comandancia de Albacete, que hablará sobre El patrimonio de todos y el expolio arqueológico. La charla se complementará más tarde con un concierto del trío de clarinetes compuesto por Mario Hernández, Marina Jiménez y Ángel Lobato, que interpretarán pasajes de La flauta mágica, de Mozart, y el Trío en Do Mayor Op. 87 de Beethoven.
¿En qué aspectos centrará su intervención?
El ciclo consiste en seleccionar determinadas piezas del Museo y darles un contexto diferente al propiamente arqueológico, en este caso es un jinete con caballo de la época ibérica, recuperado por la Guardia Civil en 2003 en el término de Pozo Cañada que había sido víctima de un expolio por parte de un particular; en ese sentido, pondré de manifiesto cómo la Guardia Civil colabora en la protección de nuestro patrimonio histórico.
¿Cuál fue el proceso a seguir una vez recuperada esa escultura?
Siempre que se recupera cualquier tipo de patrimonio o restos arqueológicos, se depositan a disposición judicial en una entidad pública, ya sea museo o biblioteca, lugares donde los especialistas puedan hacer un estudio pormenorizado de las piezas e informar del valor de las mismas, siendo finalmente el juzgado quien determina su disposición final, concretamente en esa operación de 2003, denominada Pozo Moro, donde se recuperaron miles de piezas se determinó que algunas fueran al Museo de Albacete, caso del jinete con caballo, y otras se depositasen fuera.
A pesar de la actual legislación que protege el patrimonio arqueológico, ¿existen suficiente medios para preservar ese expolio en los numerosos yacimientos existentes en la provincia?
Son difíciles de proteger porque hay una gran cantidad de yacimientos, aunque cada vez avanzamos más en el geoposicionamiento de los mismos y en tenerlos más controlados. Concretamente en el caso que nos ocupa se trataba de una persona que desde los años 70 se dedicaba, como aficionado a la arqueología, a expoliar diversos yacimientos, algunos no muy conocidos por la comunidad científica, y a guardar restos en su domicilio. A día de hoy tenemos recursos, aunque nunca son suficientes, métodos y procedimientos para intentar mantener un nivel adecuado de protección.
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