Como cada año cuando llega el verano se inicia la campaña contra incendios, en la que son imprescindibles los aviones apagafuegos del Ejército del Aire y del Espacio, cuyo mantenimiento se realiza de forma íntegra en la Maestranza Aérea de Albacete.
Para ello, las instalaciones albacetenses cuentan actualmente con una plantilla de aproximadamente 55 mecánicos e ingenieros directamente dedicados al hangar de aviones contra incendios. Sin embargo, el coronel jefe de la Maestranza Aérea de Albacete, Ignacio Isusi, recuerda que son más las personas que se dedican al mantenimiento de estos aparatos. «Es importante destacar que, de forma indirecta, participan numerosos talleres auxiliares y centros logísticos, lo que eleva la cifra total de personal involucrado a alrededor de 100 personas».
El Ejército del Aire y del Espacio cuenta actualmente con dos modelos de apagafuegos, se trata del CL215T, designado con la denominación militar UD.13, y el CL415, conocido como UD.14.
Las principales distinciones entre ambos aparatos radican en la modernización de la cabina. «El CL415 es notablemente más avanzado gracias a su aviónica digital, mientras que el CL215T aún emplea instrumentos analógicos».
Por otra parte, el CL415 cuenta con cuatro compuertas para la descarga de agua y una capacidad de 6.100 litros, mientras que el CL215T dispone de dos compuertas y una capacidad de 5.300 litros.
En lo que a las revisiones se refiere, el coronel Isusi recordaba que el verano de 2022 fue testigo de la peor temporada de incendios forestales en la historia registrada. «Esta situación ha supuesto un aumento significativo en las horas de vuelo de nuestras aeronaves. Durante el pasado invierno y el actual, hemos tenido que hacer un esfuerzo adicional para llevar a cabo el mantenimiento de la mayor cantidad posible de aviones. Desde el término de la última temporada de incendios, se han llevado a cabo alrededor de 30 intervenciones, incluyendo revisiones programadas y reparaciones por averías».
El programa de mantenimiento, cuenta con dos niveles principales de revisiones: la revisión de bloque B y la revisión de bloque C. La revisión de bloque B se lleva a cabo cada 15 meses o al alcanzar las 500 horas de vuelo, lo que ocurra primero. Mientras que, la revisión de bloque C se realiza cada seis años o tras acumular 5.000 horas de vuelo, también aplicando el criterio de lo que ocurra primero.
Las averías. Los principales desafíos a los que se enfrentan en Maestranza durante cada revisión se relacionan con problemas de corrosión y esfuerzos estructurales.
En este sentido, hay que recordar que hay dos factores clave que deben tenerse en cuenta al abordar las averías y el mantenimiento, como señala el coronel Isusi. «En primer lugar, la mayoría de nuestra flota ha estado operando durante 30 a 40 años en entornos marítimos, donde la corrosión representa una preocupación significativa. En segundo lugar, la tecnología ha experimentado un avance exponencial en los últimos años, y ahora contamos con equipos de Ensayos No Destructivos de última generación capaces de detectar incluso grietas milimétricas que no son visibles a simple vista».
Estas herramientas permiten a los profesionales de Maestranza Aérea identificar y abordar los problemas estructurales de manera más efectiva y anticipada.
Otra problemática recurrente en estos aparatos se presenta en los trenes de aterrizaje, especialmente debido a la operación en entornos marítimos, donde están expuestos a cargas significativas y movimientos constantes. «Estas condiciones pueden ocasionar desajustes y holguras en los trenes de aterrizaje, lo que requiere intervenciones de reparación en nuestra Maestranza».
En cualquier caso, estos aviones son muy efectivos en la lucha contra incendios, especialmente por su capacidad de operar sobre el agua, como señala el coronel jefe de la Maestranza. «Lo más notable y distintivo a nivel mundial es su extraordinaria capacidad de operar sobre el agua. Estos aviones son capaces de cargar alrededor de 6.000 litros de agua en tan solo 12 segundos a través de unas sondas de aproximadamente 15 centímetros cuadrados, todo ello sin requerir ningún tipo de asistencia externa de succión. Este proceso se lleva a cabo únicamente mediante la inercia generada por la propia operación del avión, permitiendo recargar los depósitos de agua de manera eficiente y rápida».
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