Editorial

La campaña de un verano histórico y el riesgo de no contarlo

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Arranca la primera Operación Salida del verano con unas perspectivas abrumadoras. Más de 90 millones de desplazamientos se registrarán en las carreteras españolas y por la provincia de Albacete circulará más de un millón de vehículos en tránsito, una estimación que marca un máximo histórico y que denota que la campaña turística de 2024 abre como una de las más fuertes que se recuerdan. Eso no será gratis. De hecho, el sector es uno de los que más presión está insuflando a los precios desde hace semanas.

Pero el foco estos días debe estar en las carreteras, que son el escenario de decenas de muertes evitables en cada nueva migración estival. España evolucionó mucho a golpe de durísimas campañas de concienciación, con cambios legales muy importantes -con el carné por puntos como máximo exponente- y con incentivos para modernizar el parque automovilístico. Aún así, en los últimos años las estadísticas de fallecidos en accidentes de tráfico están estabilizadas. O lo que es igual, no mejoran.

Lo más triste de esta realidad es que no se puede hacer mucho más de lo que se hace. España ya no es ese país de carreteras tercermundistas que en los años 80 del pasado siglo eran el hazmerreír de Europa. Ahora atesora una nutrida red de vías de alta capacidad que todavía tiene algunos agujeros negros, pero que están al nivel de las grandes potencias europeas. Hay un control cada vez más estricto sobre lo que sucede en esa red y la legislación no es menos punitiva que en cualquier otro estado europeo. Los únicos factores en los que se pueden conseguir mejoras notables dependen de la voluntad de los conductores.

Lo más evidente es el respeto a la normativa de tráfico. Está demostrado hasta el paroxismo que circular a gran velocidad en un trayecto de media y larga distancia apenas ahorra unos minutos de viaje -en el mejor de los casos- pero multiplica exponencialmente la posibilidad de sufrir o provocar un accidente grave. De matar o de matarse.

Lo mismo sucede con el consumo de alcohol o de sustancias estupefacientes. Es la parte obvia, pero no la única. Descansar antes y durante el trayecto y evitar las horas punta también es necesario, como lo es la puesta a punto de los vehículos que se ponen en carretera. Un coche más antiguo no tiene por qué ser menos seguro. Es más contaminante, eso es indudable. Y ofrecerá menos opciones de confort al conductor y sus acompañantes, pero se vuelve realmente peligroso cuando no ha sido revisado en un taller oficial. La seguridad al 100% nunca existe en la carretera, pero sí es posible acercarse mucho.