Un aluvión de homenajes los que surgen al día para ensalzar la figura de Francisco Ibáñez a título póstumo, algo que el periodista y crítico cultural Jordi Canyissà considera que, pese a su popularidad, el creador del gran Mortadelo y Filemón no tuvo el reconocimiento institucional que merecía. «Fue un artista», reivindica tras presentar su nuevo libro Ibáñez. El maestro de la historieta.
Canyissà firma un elaborado volumen de cerca de 200 páginas, editado por Bruguera, profusamente ilustrado con viñetas de los personajes más populares de Ibáñez, como Mortadelo y Filemón, Pepe Gotera y Otilio, El botones Sacarino o Rompetechos, unas imágenes en muchas ocasiones ampliadas para que el lector pueda detenerse en los detalles de sus dibujos.
Es «un modesto intento de prestigiar su obra, de enseñarla de otra forma, de ver esos originales como en un catálogo de una exposición», subrayó el autor, que añadió que Ibáñez «evidentemente hizo una obra muy popular, sin tener ninguna intencionalidad artística y trabajó el cómic de una forma industrial, pero igualmente su obra tiene un valor artístico y en este libro se argumenta con ejemplos».
Pese a que Ibáñez. El maestro de la historieta haya aparecido dos meses después de su muerte, el volumen se empezó a gestar a finales del año pasado, el dibujante colaboró en su publicación aportando originales y la idea era que lo viera impreso, lo que finalmente no ocurrió, lamentó Canyissà.
Para su elaboración, el periodista partió de la pregunta «¿Por qué nos gusta tanto Ibáñez», y se adentró en el universo del historietista barcelonés analizando sus variantes humorísticas, sus viñetas y la forma de estructurar sus relatos.
«Y para mí la respuesta fue muy clara: nos gusta por el dibujo, porque Ibáñez es un gran dibujante; nos gusta por el humor, porque sabe hacernos reír, y nos gusta por la forma que tiene de explicar las historias, con una narrativa que tiene la capacidad de hacer que el humor llegue a nosotros», resumió.
«Aunque en el libro separe los tres ejes para estudiarlos de forma individual evidentemente, la clave es que todo es como un engranaje que funciona y la gracia de Ibáñez es que lo deja todo bien conectado», precisó, después de concluir que será difícil que un dibujante tome el relevo y siga este guion.