Nos dice el experto científico Aniceto Pérez Madrid (linkedin de 28/12/20) que «a menudo se tiene la sensación de que los desafíos que debe afrontar la Inteligencia Artificial son únicos, pero en realidad son los desafíos de siempre amplificados».
Mucha razón tiene quién sabe de este tema. Lo cierto es que desde los tiempos más remotos, el ser humano ha estado lidiando con problemas complejos para encontrar las soluciones mejores o posibles. No hay duda, que al profundizar en este tema científico quedan al descubierto muchos otros problemas que, o no se habían pensado, o sí, aunque sin analizar adecuadamente los efectos contraproducentes posibles.
Una mejora en aspectos determinados puede traer un empeoramiento en otros cuya solución, a veces, es irreversible. Eso es un paradigma muy común. Una crisis sanitaria trae un cambio de mentalidad, a veces, y con él, una eliminación de defectos crónicos.
Nos hablan los medios de comunicación que el 27 por ciento de los actuales trabajos, se perderían al aplicar la inteligencia artificial en ese desarrollo económico. Y claro, si vemos los problemas que actualmente tenemos con las crisis económicas y su consecuencia en el paro obrero, discriminación de sexo o adecuación de nóminas, la llegada de estos adelantos científicos va a poner en peligro, una situación de agravio y desequilibrio entre la sociedad que nos está tocando vivir.
Existe la creencia de que una vez que tengamos máquinas trabajando, no habrá tanta necesidad de los seres humanos; pero claro está, sin la intervención humana no se crearán esas máquinas. Habrá que adecuar los patrones en función de las sorpresas o aspectos inesperados que vayan surgiendo con la aplicación de las novedades tecnológicas y eso es un grave problema si los políticos de turno y los líderes empresariales no lo prevén y adecúan como es debido y necesario.
La inteligencia artificial no podrá liberarnos de responsabilidades o cambiar nuestro estilo de vida porque tampoco es una solución para todo tipo de problemas, por tanto, habrá que mentalizarnos de lo positivo y lo negativo sin caer en el catastrofismo o pesimismo de provocación.
Sin duda, se nos presenta un problema más a los muchos que tenemos y desde luego, no es fácil la solución ni siquiera las sinergias de actuación cuando no le dedicamos el tiempo y la financiación necesaria para establecer los cánones de actuación necesarios.