La pintura es todo en su vida, es una forma de expresión que le da energía y con la que puede hacer de todo porque es una forma de entender el mundo. María Elena del Olmo expondrá en varias ciudades en los próximos meses y por eso lo cuenta a La Tribuna de Albacete. Su pintura es una prolongación de sí misma, es una mirada al alma del mundo y de las personas que nos rodean. Es figurativa, con mucho color, de pincelada suelta, onírica y, en ocasiones con un toque naif. Le gusta el retrato, los bodegones, el paisaje, pero su pintura tiene un toque personal, con sus propios elementos, como las manzanas, las lilas, las copas y siempre encontrarás mariposas volando o escondidas en sus obras.

¿Qué es la pintura en su vida? 
En mi caso lo es todo porque desde los tres años llevo dibujando y pintando. Era una persona muy tímida que me metía debajo de las piedras, incluso con los familiares, aunque era muy cariñosa.  Siempre cogía un lápiz y mi madre decía «mi hija siempre está pintando». Siempre digo que para mí es respirar. Yo no pinto, soy pintora.   

¿Qué tiene ahora entre manos? 
Ahora mismo tengo en Gerona una exposición con la galería Imaginarte de Barcelona, porque expongo mucho fuera, es en Port de la Selva. Y luego tengo una feria bastante importante internacional que es un salón de arte contemporáneo que se llama Art3 y se celebra en Mónaco. Para septiembre tengo una exposición individual en Zaragoza que se llama Mains y en diciembre en principio estaré en una exposición que se celebra en Barcelona y se llama Espacio 120. 

¿Es cierto que quiere exponer en la capital? 
Sí. Mi hijo y yo queremos exponer en Albacete porque mi hijo hace muy buenas fotografías, en marzo de 2022 falleció mi madre y me surgió la idea de hacerle una exposición. En un principio solicitamos una sala, y me dijeron que yo sí podía exponer, pero que había otro espacio para la fotografía. Entonces lo solicitamos al Museo Municipal. Hay una lista de espera tremenda a partir de la pandemia, pero bueno, ahí está el proyecto. Sería fotografía por parte de mi hijo y pintura por la mía. Mi padre era manchego, tenía sus raíces en Tarazona de la Mancha  y mi madre era de Santa Cruz de Tenerife, hicimos un viaje para allá. Hice algunas acuarelas, exposición al óleo, poemas y sería una muestra en homenaje a mi padre y mi madre. 

¿Cómo definiría su pintura?
Muy colorista, muy vitalista, siendo figurativa tiende un poco a la abstracción, tiene muchos salpicados y mucho movimiento. Se mueve entre el impresionismo y el expresionismo. Normalmente tiendo al paisaje, pero claro si algún me apetece pintar un bodegón a mi manera, pues lo hago, o un retrato de alguien que me dice, pero tiene un sello muy personal. Ahora vivimos en un mundo con muchos problemas, además de la política, por eso en el arte me gusta abrir una ventana para respirar. La idea sería que las personas cuando vean mi pintura piensen qué sensación más buena que me ha pasado viendo una exposición. 

¿Quién es el espectador de un cuadro? 
Hubo una exposición que se hizo en Albacete que era Pintura en la calle, pues participé en las dos primeras y la segunda vez pinté el Altozano un poco. Conectaba muy bien con los niños, las mujeres, la gente mayor, puede ser realista según que paisajes, pero sobre todo cuando se trata de una pintura rápida y todo esto es más suelto, es un poco la impresión del color de las sensaciones y emociones. 

¿Emociones? 
Sí, cualquier persona que esté receptiva a abrir un poco sus emociones es lo bueno que siempre me pasa. Para contarlo hay un violinista muy famoso llamado Ara Malikian que estaba tocando en el metro y sólo una niña se paró. Es un poco lo que me pasa a mí con la pintura, porque es como tú eres, al final sale tu auténtica personalidad. Me considero una persona bastante directa y sin dobleces y las personas que van con esta actitud suelen aprovechar y disfrutar.  
 

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