Guadalupe Rubio es miembro de Cruz Roja de Albacete. Forma parte del equipo de atención psicosocial de la entidad, desplegado en Letur para dar atención a los vecinos. Sus integrantes son especialistas en lidiar con las consecuencias emocionales de la tragedia, que tienen repercusiones capaces de dejar cicatrices tan profundas y duraderas como las físicas.
¿Qué es lo que hacen para ayudar a los letureños?
Este equipo trabaja sobre las necesidades emocionales y psicosociales de las personas que se ven afectadas por una situación de emergencia o catástrofe, como han sido las riadas que ha sufrido Letur. Llevamos desplegados desde el martes, desde el mismo día en el que ocurrió el suceso y aquí hemos seguido, de forma ininterrumpida, dando un soporte emocional a las familias afectadas. También damos apoyo a los miembros de los equipos de emergencia, tanto a los profesionales a como los voluntarios, porque ellos también pueden requerir nuestra ayuda si es necesario.
¿Y desde el día 29 hasta hoy, qué se están encontrando en Letur?
Pues la intervención ha ido cambiando a lo largo de los días. En un primer momento, lo que trabajábamos es la contención emocional, es decir, dábamos un acompañamiento emocional, hacíamos uso de la escucha activa, de la ventilación emocional, para que las personas pudiesen superar la primera fase de impacto en la que las personas se encuentran justo en los primeros momentos que siguen a una crisis. Les ayudábamos a que fuesen procesando, fuesen avanzando a una fase más reactiva, en la que son más conscientes de lo que ha sucedido, De forma que puedan llegar a integrar, poco a poco, todo lo que rodea a la situación extrema por la que acaban de pasar.
¿El ánimo de la persona que vive una catástrofe como la vivida en Letur cambia a medida que pasa el tiempo?
Sí, el ánimo de las personas que viven una experiencia como ésta es muy cambiante en función de lo que va pasando después. Pero también hay que decir que cada situación es muy particular, porque estamos hablando de personas, y por eso cada persona responder de forma distinta ante una situación de crisis, desde el punto de vista emocional.
¿Aún así, hay alguna pauta?
Lo que hay es un conjunto de factores que cuentan, que interfieren en el ánimo de personas. Para empezar, la magnitud del suceso va a influir. También cuenta mucho la forma en la que se desarrollen los acontecimientos posteriores. En un caso como el de Letur, las emociones con las que trabajamos van a ir cambiando, por ejemplo, en función de si aparecen o no las personas que están desaparecidas, así como las circunstancias en las que aparecen. Otro factor importante es el tiempo en sí mismo porque a medida que pasa, el cansancio, la desesperación de las familias hacen mella y todo eso va influyendo en todo lo que se va sintiendo a lo largo de estos días.
¿Habíais tenido un despliegue similar a éste?
De esta magnitud, hasta ahora, no. En Albacete, el equipo psicosocial está operativo desde el año 2014, hemos trabajado en el apoyo de víctimas de otros sucesos, pero nunca habíamos tenido un despliegue de estas dimensiones en la provincia de Albacete.