El Teatro Circo acoge, a las 20 horas, un recital de Israel Fernández, acompañado a la guitarra por Diego del Morao. El cantaor y compositor, uno de los artistas más singulares del flamenco actual, también impartió ayer una clase magistral en la Universidad Popular, en la Casa de la Cultura José Saramago. El músico de Corral de Almaguer comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de esa clase magistral y su actuación.
¿Qué propuso en esa clase magistral en la Universidad Popular?
Siendo sincero, es la primera vez que hacía una masterclass, porque más que maestro me considero un discípulo; nunca se termina de aprender. Claro, lo que intenté es transmitir mi gran devoción por el cante y mi afición al flamenco, simplemente.
¿Cómo será el concierto en el Teatro Circo?
La verdad es que cuando estoy en un escenario influye la inspiración del momento , del público, la energía, así que me inspiro de ese ratito de escenario. Claro, haré alguna cosa de mis discos; de mi último trabajo, y también cante clásico, por supuesto.
¿Influye mucho el escenario, el teatro?
La energía del público es lo que más influye, por supuesto, pero también el sitio. Me gusta más un teatro cerrado que un escenario abierto, pero en un momento dado también he hecho festivales al aire libre y me he encontrado bien con el público. No es el lugar, es la compañía.
¿La esencia del flamenco es voz y guitarra, como sucederá en su concierto en el Teatro Circo?
La esencia del flamenco, sin lugar a dudas es la guitarra, la voz y las palmas. Después Paco de Lucía hizo lo de la percusión, y lo que diga el maestro Paco, va a Roma.
Dicen los críticos, los entendidos, que usted, con sus cualidades, ha modernizado el flamenco. ¿Se siente así?
Me gusta lo clásico, porque nunca tiene fecha, la palabra lo dice, y lo moderno siempre tiene fecha. Entonces, yo me agarro a la restauración, restaurar lo que está bien hecho y recordarlo musicalmente hablando. Lo recuerdo y lo restauro según mi sentimiento y de mi corazón y el filtro de ese momento. No me agarro a la copia, ni a lo que ya está hecho, ni hacerlo igual que ya está hecho, lo que hago es filtrarlo en mi corazón y hacer ese cante, por malagueñas, taranto, granaína o soleá, lo que sea, a mi forma de sentir más verdadera, dentro de lo que está bien hecho.
Pasea su arte por todo el mundo. ¿Se entiende fuera el flamenco?
Sí, el flamenco tiene mucho poder de convocatoria y transmisión. Yo llamo al flamenco la madre de las músicas y cuando vamos fuera de España, la gente, aunque no entienda la letra, la melodía, el pellizco, rítmicamente lo entienden.
¿Para sentir el flamenco hay que nacer de Despeñaperros para abajo?
No tiene nada que ver. Yo soy manchego, nací en un pueblo de Toledo y me he criado y sigo ahí, lo que pasa es que uno ya es inquilino del mundo, porque viajo mucho. Es verdad que en Andalucía la tierra lo da más, porque hay más mestizaje, pero hay una verdad, el flamenco es como el sol, está ahí para el que lo quiera tomar, pero es verdad que hay que tomarlo para ponerte moreno, flamencamente hablando.
¿Le gusta a usted la mezcla de estilos?
No, me gusta hacer amistad; las mezclas no me gustan.
Su último trabajo es Por amor al cante. Una declaración de intenciones.
Claro, vine de hacer un Teatro Real, un Palau de la Música , teatros donde jamás soñé estar, un regalo de la vida, de la música y de Dios y después me fui a las peñas del flamenco a grabar este disco, con Antonio El Relojero, que es igual, un apasionado, por eso le puse ese nombre.
¿Qué suponen esos triunfos discográficos y esas nominaciones da los Grammy?
Como soy un cantaor dentro de la base, del canon flamenco, que le llegue al gran público es mi gran premio, sobre todo a la juventud. En cuanto a los Grammy, supone mucho, porque al hacer cante clásico, con mi forma de sentir, estar nominado con gente que admiro muchísimo y tener ese espacio para el flamenco, es un regalo.
¿Giras, grabaciones?
Yo lo que quiero es plasmar lo que siento y un disco es como un hijo, para siempre y la música es eterna, nos hace sentir vivos y nos da la realidad. No me quiero guardar nada musicalmente. Este año es intenso, una larga gira, documental, he grabado un disco y ahora estoy en vivir, porque para escribir, tengo que vivir.