Borodianka, una localidad al noroeste de Kiev, ha quedado devastada tras el paso de las tropas rusas, que bombardearon y dispararon sin piedad, cuentan los vecinos, arrasando con todo y matando indiscriminadamente. Aunque nadie sabe dónde están los cuerpos.
«Sí, hemos visto muchos cuerpos. Han matado a mucha gente. Ahora no están, supongo que se los han llevado», cuenta un residente, que fue testigo de cómo un tanque asesinó a seis amigos suyos por hacer a los soldados el signo de la victoria; de cómo golpearon a su mujer en la cabeza con un kalashnikov; o de cómo disparaban a vecinos tras hacerles salir de sus casas pensando que les darían comida.
El coste de vidas en Borodianka, donde solo quedan ruinas, aún no se ha podido cuantificar, pero la fiscal general de Ucrania, Irina Venediktova, ya adelantó hace unos días que «en términos de vidas humanas» esta pequeña localidad, a 60 kilómetros de la capital, es la peor parada de la región. Según vaticinó, las cifras pueden ser más escandalosas que las de Bucha, donde se han encontrado más de 300 cuerpos en las calles.
Los residentes afirman haber sido testigos de los asesinatos. - Foto: GLEB GARANICHEn Borodianka la destrucción es incluso peor: ninguna casa está indemne y decenas de bloques han quedado reducidos a escombros. Los equipos de rescate han recogido algunos cuerpos, pero nada comparado con el reguero de cadáveres de Bucha, aunque aseguran que hay más víctimas: decenas o centenares de civiles pueden seguir bajo las ruinas.
Desaparecidos
Entonces, ¿dónde están los muertos? Los vecinos se encogen de hombros. Saben que ha desaparecido gente, algunos fueron testigos de muertes y vivieron más de un mes escuchando disparos. «Los rusos iban recogiendo los muertos para no dejar constancia», dice un hombre que no quiere dar su nombre. «Tenían un crematorio donde los han hecho desaparecer a todos, ahora solo son ceniza», cuenta, una tesis que hasta ahora no se ha podido confirmar.
Tanques quemados, coches volcados o botas militares copan aún las calles de Borodianka, pero lo que llama la atención son los restos de misiles y de munición, huellas de una ofensiva de la que aún se conoce la dimensión de lo ocurrido.