Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Laia

04/01/2024

Laia ha sido el primer bebé nacido en Castilla-La Mancha este 2024. Lo ha hecho en Albacete, dentro del Hospital Universitario, y sus felices padres – como decían las crónicas antiguas- son Cristina y Joaquín. Laia es una alegría para quienes pensamos que el mundo se acaba porque no hay niños. El personal no procrea y no por falta de ganas, sino por falta de medios. Ya vienen enseñados los niños de los móviles y las tablets, pero a la hora de la verdad, cuando crecen y se convierten en jóvenes y adultos, contemplan la carestía de la vida y lo difícil que está el mundo. En realidad, siempre lo ha estado, pero ahora más para una generación que lo tuvo todo desde la cuna y se le hace cuesta arriba el sacrificio. Tenemos perros, pero no niños, que deben ser más cómodos. Aunque soy de los que piensa que un perro es un tostón, pues como se ha puesto ahora su tenencia o crianza, exige más que un niño. Pasa muy a menudo cuando las sociedades pierden el norte. Los nazis fueron los primeros que hicieron una ley de bienestar animal y luego deportaron a millones de judíos, acabando con ellos en cámaras de gas. Se pierde el tino y la perspectiva.
Laia es una bendición porque un niño siempre viene con un pan bajo el brazo y en esta ocasión lo ha hecho con el roscón, a medio camino entre Reyes y Año Nuevo. Nacer estos días trae cuenta pues sales en el telediario y las noticias. A ver si el mundo se anima a follar, que últimamente hay mucha bilis. Los del pelele, los ofendidos, la piñata y la amnistía es todo un regüeldo que no lo digiere ni Perry. Ha nacido un nuevo año con problemas antiguos. Estamos levantando muros y luego nos quejamos si nos dan un palito junto al semáforo en forma de corchopan. La ETA y sus secuaces pueden bailar y cantar como héroes a los que llegan al pueblo y los indepes quemar al rey, que no pasa nada. La ley del embudo de toda la vida. En esto me gusta Pedro Sánchez. Demuestra que de tonto no tiene un pelo y que sigue siendo el más listo, porque el personal le compra el discurso. Pedro, ahora sí, queremos un hijo tuyo, que falta nos hace.
Hay que elevar la natalidad con Laia por delante. Diminutivo de Eulalia, viene del griego y es del mismo nombre que la Pedroche, que perdió la diadema y el broche. De mayor quiero ser como Chicote, pues nunca me divirtió tanto como aparecer de palmero. En realidad, yo tenía que haber nacido en algún tablao flamenco para dar las palmas, como Curro el Palmo, que entre palma y palma, la fue palmando. Tocamos y damos las palmas los que no podemos dar ni tocar otra cosa. Menos mal que llegó Laia, como mi padre, que era Eulalio y celebraba el santo el 12 de febrero. Santa romana y devoción mozárabe, es una de las advocaciones más viejas del calendario. Cristina y Joaquín han puesto un nombre de moda. Peor hubiera sido Jessica, Deborah de Jesús o Amaranta. Yo me voy a cambiar el nombre y me voy a poner la Veneno, que es un historión y un pedazo de tío. Los Reyes Magos vienen de Oriente y traen juguetes unisex, inclusivos y diversos. Las cocinitas de ahora no guisan nada pero traen hombres en los fogones. Masterchef, juniorchef y Pepe del Bohío, que es el más listo también. Este año me he propuesto perder quince kilos y no puedo ver esas cosas. Mi dietista dice que chupe palodup y no pase hambre. Al final la opulencia es esto… Llegar a Lázaro, pero del revés. 
Laia es maravillosa porque cuando una vida alumbra algo nuevo renace en nosotros. Pese a todo, como nos recuerda Capra cada Navidad y ahora también Alsina, qué bello es vivir.