El último informe PISA refleja una tendencia de una escuela que se inclina hacia abajo, como la torre con la que comparte nombre. Los alumnos de Castilla-La Mancha están por debajo de la media, según los últimos datos publicados de las tres áreas que se analizan: matemáticas, lectura y ciencias.
Los sindicatos del ámbito educativo en Castilla-La Mancha cuestionan parte de este informe, que no es una 'Biblia', pero que da unas pistas interesantes de lo que está ocurriendo en las aulas. «Hay que cuestionar cierta transparencia que falta en PISA», indica Martín Navarro, presidente regional de ANPE, «qué centros participan, cómo se hace la selección, si hay centros que sufragan unas pruebas complementarias para ayudar a los alumnos a pasarlas».
«Entendemos que es una prueba y que se diseña en unos términos», deja caer Lorenzo Alberca, de Acción Sindical de STE, «entonces, ¿los alumnos estudian para aprender o para realizar una prueba?». Con todo, se queda con el hecho de que al llevar varias ediciones es de interés ver las tendencias.
Alfonso García, de Enseñanza UGT, cree que no hay que analizar solo aspectos académicos, «sino valorar otros que aporta el informe referidos a impacto socio-económico, las capacidades y percepciones del alumnado o el grado de equidad en los sistemas educativos». Pone como ejemplo que incluso en un mismo centro puede notarse una diferencia de nivel entre un curso y otro.
Con todas las 'pinzas' que haya que poner a los resultados de PISA, no hay sindicato que no reconozca que los datos no son los más deseables y apuntan a La Tribuna cuáles son las causas.
Los móviles
La sobreexposición a las pantallas y los móviles de los alumnos no parece que esté ayudando mucho. Ana Delgado, la secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO en la región, señala que la bajada de los resultados se ha acusado «en aquellos territorios donde la digitalización se ha impuesto antes. ¿Por qué? Porque quizá vemos necesaria más formación». No quita la importancia a las nuevas tecnologías, pero incide en que «hay que mantener medios analógicos».
Lorenzo Alberca, de STE, recalca que «las pantallas no educan». Además hace hincapié en la incidencia que está teniendo el uso de los móviles en los niños. «No hay vida más allá del móvil», lamenta, «el móvil es como muy inmediato, es una recompensa inmediata. Señala que existen estudios neurológicos que lo comparan como una fuente de dopamina, es decir similar a cualquier droga». Con ese panorama, reconoce que es muy difícil «plantear cualquier actividad educativa que les llame la atención» y añade que también es complejo focalizar esa atención en una tarea durante cierto tiempo, porque precisamente las redes van a lo breve y a lo corto.
Las leyes
A Enrique de la Rosa, responsable de CSIF Educación en Toledo le cuesta hasta contabilizar cuántas leyes de Educación ha habido. Y eso es un problema. Apunta que la caída de los resultados es «fruto de tanto cambio, de tanto bajar los niveles en tema educativos». Asegura que es algo que se nota en las aulas. «A un niño de Quinto, de Sexto, le preguntas dónde está el Bierzo y te mira mal», comenta, «hace treinta años era inconcebible que estudiantes universitarios tuviesen faltas de ortografía, pero que ahora en las oposiciones a docentes se tengan que penalizar esas faltas es ya un síntoma».
Si el portavoz de CSIF apunta a las bajadas de nivel con las leyes, el presidente de ANPE señala la carga burocrática que traen. «Los docentes dedican cinco horas semanales al papeleo», lamenta Martín Navarro, «eso nos resta un tiempo fundamental para prepararnos las clases». Insiste en que «los cambios de leyes educativas suponen un caos para los centros».
La pandemia
Este último informe PISA se ha producido después de la pandemia, que tuvo un importante impacto en el sistema educativo. Martín Navarro, de ANPE, señala que incluso países como Finlandia o Alemania se han desplomado bastante. En el caso de España y Castilla-La Mancha destaca que la bajada no ha sido tan importante porque se volvió a la presencialidad antes que en otros territorios. Lo mismo apunta Ana Delgado, de CCOO: «En aquellos territorios en los que la presencialidad ha sido más tarde en tiempos de pandemia, eso se ha reflejado en las carencias o el descenso dentro del informe».
Las ratios
No hay sindicato que no subraye la relevancia que tiene el número de alumnos que hay por clase, por eso todos apuestan por una reducción de las ratios. «Hay zonas menos pobladas donde la ratio es menor, pero sobre todo en localidades más grandes hay ratios muy elevadas, sobre todo en enseñanzas medias», comenta Alfonso García, de UGT. Desde STE, Lorenzo Alberca apostilla que «reducir las ratios es fundamental, te permitiría tener un mayor control sobre las clases porque hay chicos que tienen problemas y es muy difícil de atender».
Los recortes
Martín Navarro, de ANPE, apunta que precisamente los alumnos que se han examinado en el último informe PISA son la «generación de los recortes». Indica que empezaron desde pequeños con treinta alumnos por clase. Y no solo era cuestión de las ratios, sino de supresión de apoyos o de aumento de la carga lectiva de los profesores. Alfonso García, de UGT, insiste en que «es necesario seguir invirtiendo de manera continuada en educación, dotar de medios económicos y materiales suficientes, siempre centrándonos en las áreas o centros donde sean más prioritarios».
Respeto
Entran también en juego intangibles como el respeto. Enrique de la Rosa, de CSIF, habla de una caída de valores y lamenta «las faltas de respeto al profesorado, a los compañeros» que se ven en las aulas. Martín Navarro, de ANPE, apuesta por «dignificar la labor docente» y tener «el apoyo, la confianza de la sociedad».