Cierra hoy el Albacete Balompié una semana muy peculiar en la que ha debido hacer frente a compromisos de diversa índole cuyo resultado global dependerá de lo que hoy sea capaz de hacer en los Campos de Sport de El Sardinero, donde le espera un Racing de Santander líder destacado de la categoría que tiene entre ceja y ceja volver a Primera División.
Los blancos llegan a este compromiso como a los anteriores: emiten señales contradictorias que siembran el desconcierto entre los aficionados, que no saben bien a qué carta quedarse.
El efímero paso por la Copa del Rey 24-25 supuso para el Albacete un bochorno difícil de igualar, propiciado por la apatía de buena parte de los jugadores que fueron dominados de cabo a rabo por un conjunto de aficionados a los que les bastó orden y entusiasmo para dejar en ridículo a toda una plantilla profesional. Ni siquiera la coartada arbitral esgrimida por su técnico pudo desviar en un centímetro el foco sobre un conjunto cogido con pinzas cuando a punto de llegarse al primer tercio de liga.
Se supone que Alberto González hará uso de las rotaciones después del espectáculo copero, lo que devolvería la titularidad a futbolistas como Quiles, Morcillo, Juanma, Lizoain, Jon García o Alcedo, lo que tampoco garantiza mejores perspectivas.
Por lo demás, los blancos precisan al menos puntuar para no añadir al fiasco de la Copa una nueva derrota que devuelva al ambiente ese runrún que nunca acabó de desaparecer del todo.