La OTAN rubricó su "transformación" de cara a los próximos años en la cumbre de líderes aliados que concluyó este jueves en Madrid, con un refuerzo militar en el este ante Rusia, que ha pasado de ser un socio a su más clara amenaza; lazos más estrechos en el indopacífico ante del desafío que plantea China, y dos nuevos miembros, Suecia y Finlandia, a punto de unirse a la Alianza.
Calificada de "histórica" por los jefes de Estado y de Gobierno aliados, estos se enfrentaban al reto de pactar qué tipo de respuesta querían dar a la vuelta de la guerra al suelo europeo con la invasión rusa de Ucrania, pero también cómo defender los intereses y valores que creen que China desafía, o de qué manera mantenerse en la vanguardia tecnológica en un mundo cada vez más competitivo.
"Acabamos de concluir una cumbre transformadora con los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. Con decisiones de gran alcance para adaptar nuestra Alianza al futuro", anunció el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa al término de la reunión.
La cumbre de Madrid refuerza a una OTAN transformada - Foto: JuanJo MartínLas intenciones de la organización han quedado plasmadas en el llamado "Concepto Estratégico de Madrid", que sustituye a la estrategia en vigor desde 2010 y que actualiza las posiciones de la Alianza en un mundo que ha cambiado.
En consecuencia, los aliados consideran ahora que Rusia es la principal "amenaza" para su seguridad, y hacen referencia por primera vez en ese documento a China, que sin ser un adversario, supone un "desafío".
"Rusia y China siguen buscando beneficios políticos, económicos y militares en nuestra vecindad meridional. Tanto Moscú como Pekín están utilizando la influencia económica, la coerción y los enfoques híbridos para promover sus intereses en la región", advirtió Stoltenberg.
En un intento de reforzar los lazos con la región indopacífica, los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda participaron por primera vez en una cumbre aliada.
Más tropas en alerta
En Madrid, ante el comportamiento asertivo de Rusia, los líderes aliados también acordaron un cambio fundamental en la disuasión y defensa de la OTAN con el refuerzo de las defensas avanzadas, la mejora de los grupos de combate en la parte oriental de la Alianza y el aumento del número de fuerzas de alta disponibilidad para que pasen de 40.000 a más de 300.000 efectivos.
Conscientes de que estos esfuerzos deben llevar aparejados más recursos financieros, los aliados volvieron a comprometerse con invertir al menos el 2 % de su PIB en defensa y acordaron aumentar la financiación común de la Alianza.
Respaldo a Ucrania
El apoyo a Ucrania también fue capital en la cumbre, en la que intervino por videoconferencia el presidente del país, Volodímir Zelenski.
Los líderes aliados acoraron en su reunión un paquete "integral" de apoyo a Ucrania para que siga defendiéndose del invasor ruso, que prevé además respaldar a largo plazo una transición de los equipos de la era soviética a otros más modernos como los que utiliza la OTAN y que les permitirían operar juntos.
"El presidente (ruso, Vladímir) Putin debería retirar sus fuerzas y poner fin a esta guerra inmediatamente, deteniendo el ataque a una nación democrática y soberana que causa tanto sufrimiento en Ucrania", enfatizó Stoltenberg, quien insistió en que la crisis internacional por el alza del precio de los alimentos "no la ha causado las sanciones de la OTAN, sino la guerra de Putin".
En cualquier caso, el político noruego dejó claro que la OTAN tiene la "responsabilidad" de que el conflicto ucraniano no escale y no se convierta en una guerra directa OTAN-Rusia.
En las horas previas a la cumbre, con mediación de Stoltenberg, Finlandia y Suecia firmaron con Turquía un acuerdo que garantiza más cooperación antiterrorista y que permitió que Ankara levantara el veto a que esos dos pases se integren en la Alianza y a que en su reunión los líderes acordaran "invitarlos" oficialmente.
Ante las acciones de Moscú en Ucrania, los dos países nórdicos habían solicitado en mayo su ingreso, que una vez culminado duplicará la frontera terrestre entre la OTAN y Rusia.
"Estamos dispuestos a proteger a todos los aliados, por supuesto también a Finlandia y Suecia (una vez se ratifique su adhesión), y estamos preparados para todas las eventualidades", aseguró hoy Stoltenberg, preguntado por las nuevas amenazas del Kremlin.
Terrorismo, cambio climático y flanco sur
En su nuevo documento estratégico, los aliados aseguran la defensa de los aliados, vengan de donde vengan las amenazas, e identifican el terrorismo como uno de los principales peligros para su seguridad.
La última sesión de la cumbre estuvo dedicada a ello y a los retos en Oriente Medio, el Norte de África y el Sahel.
"La inseguridad en estas regiones tiene una repercusión directa en la seguridad de todos los aliados", recalcó Stoltenberg, razón por la cual aprobaron por primera vez un paquete de ayuda a Mauritania, además de reforzar la asistencia a Túnez y Jordania.
Los líderes también acordaron medidas para luchar contra el cambio climático, y por vez primera acordaron objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la OTAN y avanzar hacia la neutralidad climática para 2050.
Además, hasta 22 aliados firmaron su compromiso con el nuevo Fondo de Innovación de la OTAN, con idea de que la Alianza se mantenga en la vanguardia tecnológica.
Los líderes de la Alianza se han citado para su próxima cumbre en Vilna, en 2023.