Elena Serrallé

Elena Serrallé


S.R.C.

26/03/2025

«Yo no tengo tiempo para los enemigos, hay demasiadas ciudades por ver, demasiadas personas por conocer, demasiados libros por leer y canciones por escribir como para pararme a pensar en mis enemigos. Eso crea odios, porque a los miserables les encanta que tú les contestes y también seas un miserable, y si ven que realmente no tienes tiempo les pareces un pretencioso y no, no es eso, es sólo respeto a uno mismo». No es mío, es del gran Sabina y lo suscribo de manera íntegra.
Que no, que no me esperen en la estación del conflicto, ni en la parada del insulto fácil que se vomita sin pudor cuando los argumentos emigraron porque el olor a cloaca era insufrible. Que no, que no me esperen allí donde el verbo hiere porque se cruzaron las líneas rojas, ni allí donde la palabra se contamina por la ausencia de respeto. Que no me esperen. Que no me encontraran en el barro, ni en el debate estéril carente de aprendizaje. Que no, que no acudiré a la cita con la charlatanería y los oídos sordos impermeables a otros puntos de vista. 
Que en mi caso, aún tengo muchas conversaciones interesantes que mantener, muchos espectáculos que disfrutar, cantidades ingentes de instantes que compartir con mis corazones cercanos y una montaña gigante de momentos que fotografiar con mis retinas como para desperdiciar ni un segundo en discursos huecos o charlas que no alimentan mi crecimiento. Que no, que no me reuniré con mentes obtusas y cerebros alérgicos a la tolerancia. Que no me esperen, que no iré. Confirmo que no asistiré.

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