Los ojos se acostumbran a todo. Se adaptan, se flexibilizan. Así se forman en la mente los paisajes que nos rodean. Las cosas, los objetos, los edificios que vemos diariamente componen parte de nuestra realidad cotidiana, aunque sean extraordinarios. Lo extraordinario se transforma en ordinario, en algo que siempre ha estado ahí y perdemos la capacidad de sorprendernos. Toledo está lleno de cosas extraordinarias que se ven como normales. ¿Quién se sorprende porque se levante un colegio privado al lado de una gasolinera? ¿Quien se sorprenderá porque que el mismo edificio, abandonado durante años, se convierta en una residencia de ancianos? Pegada a una gasolinera y entre un nudo de comunicaciones urbano. Es fácil pensar que es un disparate situar una residencia de ancianos al lado de una gasolinera en las afueras de la ciudad y entre un nudo de tráfico incesante. Al salir se huele la gasolina y se escucha el ruido del tráfico de una carretera nacional. ¿Pero quien va a salir si no hay lugar a donde ir?
Cuentan los teóricos que la calidad de vida de los mayores se fortalece con la relaciones en un entorno conocido. A ser posible el mismo donde ha vivido. En este lugar al lado de una gasolinera, ¿con quién se relacionarán que no sean los que ya están dentro o de las visitas ocasionales? Cuentan los teóricos que a las personas mayores no hay que aislarlas, para que no se sientan estorbos. Durante años se mantuvo en Toledo la polémica para que en un edificio del centro histórico, el Hospital del Rey, se estableciera una residencia de personas mayores. En el edificio se había realizado una cuantiosa inversión y no parecía descabellado ese uso residencial. Se sitúa al lado de la catedral, en pleno centro urbano. Podrían salir, quienes pudieran salir, a las calles, a las plazas en las que tal vez muchos han vivido. Por razones que nadie explicó el uso para la tercera edad se hizo imposible. Queremos imaginar que hubo razones técnicas poderosas de quien podía tomar esas decisiones. Queremos suponer que la negativa no fue un producto de la tozudez individual o de la oposición a un proyecto que reclamaban otros. ¿No hubieran estado mejor los ancianos en el Hospital del Rey que en un edificio al lado de una gasolinera y entre un nudo de comunicaciones? Cosas de Toledo.