Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


La camiseta 11-M

11/03/2025

Esta sección se publica hoy 11 de marzo. Y como cada 11-M vestiré la camiseta interior que recuerda con su nombre y apellidos a cada una de las víctimas. Hace 21 años, Madrid y los españoles en su conjunto, sufrimos el mayor atentado de la historia en Europa. El día de la infamia. Un grupo de hienas, dicen que humanas, se llevaron por delante a 193 vidas, destrozando miles de familias. No pudo haber mayor cobardía por sus ejecutores. Trenes repletos de trabajadores y estudiantes volaron por los aires. Nunca olvidaré las primeras horas de desconcierto en Madrid. Las sirenas, los coches de Policía avanzando por las mismísimas aceras, los lloros en mi coche de mi hija de cuatro años camino del colegio: «Papi, tengo miedo». Las lágrimas de las gentes en el Metro, las colas de donantes ante los hospitales, aquellas ambulancias. Ni el comportamiento ruin de algunos políticos. Unos, desviando la autoría y otros oliendo la sangre de un posible vuelco electoral, como de hecho sucedió. Creo que era un caso de fuerza mayor y las elecciones deberían haberse suspendido. España votó en shock y con los muertos sin enterrar. En esa fecha era director del Colegio Mayor de San Pablo de Madrid. Al día siguiente, viernes 12M, viví el que ha sido uno de los momentos más emocionantes en mi carrera al lado de los jóvenes. Del Colegio Mayor salimos todos unidos, colegiales y dirección, para sumarnos a la multitudinaria manifestación de duelo y pesar. Días después, en mi último acto como director, regalé a cada colegial una camiseta con la lista de todos los fallecidos, encabezándola con un lema: «Víctimas del 11M. Nunca os olvidaremos». Y, en mi caso, he cumplido la promesa y hoy la vestiré. Pues no hay peor actitud que la del olvido. Luego ya sabemos lo que pasó. Lo de siempre. Todo se politizó y desde entonces resurgió esa España, inmortal y goyesca, del duelo a garrotazos. 21 años después me enfundaré hoy la camiseta del 11M con la lista de los 193 muertos, desde Eva Abad, española de 30 años, al rumano Csaba Olimpiu Zsigovski, de 26 años. Nunca os olvidaremos. Qué inmenso dolor.