La Diputación Provincial de Albacete publicó ayer la lista de las ayudas que concede para financiar los proyectos vinculados a los planes de sostenibilidad de los municipios de Albacete para este año, en el marco de la Agenda 2030.
La lista comprende más de 60 iniciativas, que recibirán ayudas que oscilan entre un mínimo de 3.000 y un máximo de 7.000 euros. Una de las más llamativas es, precisamente, la que recibirá más dinero, 6.687 euros para ser exactos.
La presenta el Ayuntamiento de Casas de Juan Núñez, y se pide para la «recuperación del patrimonio troglodítico y etnográfico» de la localidad. Si, 'troglodítico', porque para ver ciudades bajo tierra no hay que irse a la Capadocia turca.
Basta con salir de Albacete en coche, conducir unos 40 minutos y acercarse hasta este pequeño pueblo de algo más de 1.300 habitantes, donde no hay uno, sino tres barrios enteros de casas cueva, varias de ellas todavía en pleno uso.
«Tenemos tres barrios de casas cueva», explica el alcalde Juan Carlos Gómez, «y son San Pedro, Azaña y el Castillo; son parte del pueblo, de hecho aquí vivieron cerca de 300 familias hasta bien entrados los años 50 del siglo pasado».
Los orígenes.No se sabe muy bien cuál es el origen de estos barrios. El más probable tiene que ver con los movimientos de población musulmana y hebrea que se produjeron a causa de la Guerra de Granada, a finales del siglo XV.
Después de la campaña de Guadix, familias de esa zona del reino nazarí se asentaron en esta parte de La Manchuela, donde al parecer excavaron sus moradas. Estas zonas del pueblo tuvieron un nuevo auge tras las Guerra Civil del 36.
En la postguerra, hubo una gran carestía de vivienda, y el municipio permitió a las familias más humildes que las habitasen. Años más tarde, ya en el período actual, volvieron a despertar interés, pero motivos muy distintos.
«En los años 80 y 90, hubo profesionales de Albacete, personas vinculadas a las profesiones liberales, como la medicina, que compraron y restauraron estas casas como segundas residencias; después, varias de ellas se acondicionaron como alojamientos rurales», recuerda el regidor municipal.
Pero este último impulso ha sido desigual. Hay casas que se encuentran en buen, o muy buen estado; otras cuantas sobreviven como almacenes o champiñoneras y, por desgracia, también las hay en un estado que empieza a preocupar.
«Lo que queremos es que estos barrios sean un activo para el pueblo, hacer una ruta, adecentarlos y, en el futuro, nos gustaría hacer un centro etnográfico -indica- pero queremos ir poco a poco, esto es un proyecto a largo plazo».
Es más, el alcalde precisa que el problema no sólo son los medios o los fondos. También hay unos cuántos obstáculos a superar, relacionados con la forma en la que antes se hacían las cosas, cuando no había tantas normas, regulaciones, leyes, ordenanzas y reglamentos, como sucede hoy en día.
«Unas cuantas de estas casas ni siquiera son 'casas' en el sentido legal, porque están en terreno rústico -puntualiza- así que de momento no se pueden habitar, pero no renunciamos a que formen parte de este proyecto, por eso queremos ser prudentes, ir paso a paso».
Así que, por el momento, toca invertir con mucho tino los casi 7.000 euros que acaba de conceder la Diputación Provincial de Albacete. Pero por algo se empieza.