Si estás hablando de los anhelos del corazón, utiliza la palabra deseo. Cuando estás estudiando para un examen de historia difícil, el deseo de estar en algún lugar lejano y de hacer algo divertido podría ser muy fuerte. El deseo puede ser utilizado como un sustantivo y como un verbo. Es querer algo con ímpetu. ¿Es tu novio lo que tu corazón desea? Tus padres probablemente deseen cada noche que llegues puntual a la hora de cenar. Y es que en el mundo hay un lenguaje que todos conocemos y que se basa en la palabra entusiasmo. Por eso, cuando ponemos entusiasmo en lo que queremos hacer, conseguiremos lo que deseamos, porque es la clave para ello.
Por eso debemos de adecuar nuestro Propósito de Enmienda, ahora que empezamos un nuevo año. Es el momento ideal para establecerlo y, claro está, para intentar llevarlo a cabo. El propósito de enmienda es tener la voluntad suficiente para no cometer los mismos errores.
No hay duda que este 2022 será un año diferente en todo. Habrá un deseo de volver a vivir sin miedo e incertidumbre a ese terrible Covid –tenga un nombre u otro- y para que eso suceda, para que no tengamos temor a ello, deberá de desaparecer por completo –algo que será prácticamente imposible- o deberemos de concienciarnos dónde debemos poner la marca de lo que hay qué hacer o no hay qué hacer, en función de entender el respeto, la solidaridad o el conocimiento.
Por otro lado, hemos perdido fe en muchas cosas, «nos hemos tirado al barro» como si no hubiera un mañana; hemos entendido la vida como un vivir ese día a día como si fuera el último momento y hemos perdido el concepto de dignidad en muchos casos. Está bien poner entusiasmo en las cosas, pero habrá que saber medir ese entusiasmo para que los logros sean beneficiosos para cada uno de nosotros y no perjudiciales a medio y largo plazo.
Si no existe deseo de cambio o propósito de ser mejor en adelante, es decir, conversión y cambio de actitud -más que de vida-, no habrá propósito de enmienda en ser mejores personas, y eso nos seguirá manteniendo en la sociedad del desencanto.
No hacemos más que quejarnos de todo cuanto nos rodea: de los valores equivocados de la juventud –según opinamos los adultos-, de la mala política basada en engaños, mentiras, desatinos y corruptelas –y poco hacemos por cambiarlo-, de nuestro propio destino –pandemias, desempleo, abusos e hipocresías- y, sin embargo, no sabemos aplicar nuestros mecanismos de defensa como seres humanos para cambiar lo equivocado, mejorar lo mejorable, dejar sentir a la razón como base de funcionamiento y ser más humanos en la ayuda hacia los demás.
Por eso, debemos provocar este Propósito de Enmienda en intentar ser mejores, cambiar los malos hábitos, valorar los pequeños detalles, las pequeñas cosas, dejar sentir al corazón en su condición de sentimiento y ser sencillos, sintiéndonos mejor con los compañeros, amigos, padres, hermanos, hijos -especialmente con tu pareja- y ser 'buena gente' como si fuese un ritual de confesión hacia dentro y no hacia fuera. ¡Intentémoslo!