Daniel Luque en hombros y Castella, Ureña y Borja Jiménez con una oreja por coleta puede llevar a pensar que la denominada corrida monstruo fue triunfal, pero no fue así, lo correcto es triunfalista, porque, por desgracia, las descastada y de poco juego corrida de Domingo Hernández y Garcigrande fue la triste protagonista, ya que sólo se salvó el octavo toro. Uno tras otro desfilaban los toros, con poco que llevarse a la boca, y así no es de extrañar que se cumpliese el refrán que dice que a buen hambre no hay pan duro, ya que en esas condiciones se ponen pocos reparos a lo que uno ingiere. No estuvo mal la faena de Luque, pero faltó toro para que todo fuese de mayor tono, por lo que las dos orejas y la consiguiente puerta grande son un excesivo premio. Castella estuvo sin ajustarse en toda la tarde, pero su segunda faena tuvo el premio de una oreja. La de Ureña, firme y que se la jugó ante un toro con peligró, sí es de ley. Y Borja Jiménez, que realizó el mejor toreo al mejor toro del encierro, falló a espadas y también se llevó una oreja, pero pedir un apéndice tras media estocada y dos descabellos dice poco bueno de la categoría de la plaza de toros de Albacete. Y regalar una puerta grande, todavía menos.
El primero de la tarde se desplazó en los lances de recibo a la verónica, pero sin fijeza en el capote de Castella, en el caballo se dejó en un puyacito y en banderillas, donde se desmonteró Rafael Viotti, se movió. Faltaba ver por dónde rompía en la muleta de Castella y pronto se vio su falta de fuerza, porque tras los estatuarios iniciales, en el de pecho, dobló. Una falta de fuerza que obligó al diestro a torear a media altura por ambos pitones, lo que unido a lo poco ajustado que estuvo hizo que la faena no tomase altura, con el añadido de que en los últimos pasajes el toro, con tan poca casta como fuerza, se rajó. Remató con un bajonazo y, tras el arrastre del toro, fue ovacionado.
El quinto, sin fijeza en el capote, que derribó por dos veces al caballo y apretó en banderillas, al menos repitió más en la muleta de Castella, aunque a media altura y corto, lo que unido al poco ajuste del diestro y el remate de los muletazos hacia afuera hizo que la faena, con algún pasaje de mejor tono, se moviese en el terreno de la sosería. El arrimón final y una estocada trasera y tendida, que fue suficiente, animó al público a una petición muy justita en cuantía, pero que tuvo el premio de una oreja.
La firmeza de Ureña. No mejoró el panorama ganadero con el segundo, más bien empeoró. Un toro, éste con el hierro de Garcigrande, más terciado, se quedó cortó en el capote de Ureña, apenas se entregó en otro puyacito y se dejó en banderillas. No eran buenos mimbres para el cesto, le faltaba de casi todo al toro, que además añadió peligro, pero el torero de Lorca estuvo muy firme, empezando por el parón del toro a su altura cuando se doblaba con él. Por el pitón derecho, muy corto el astado, costándole tomar la muleta y queriéndose ir, por lo que se echó la muleta a la mano izquierda y ahí le arrancó los muletazos y tragó ante un animal con peligro, que le lanzó varios derrotes. Él puso todo lo que le faltó al toro, con mucha firmeza y exponiendo, por lo que, tras una estocada, tuvo el premio de una oreja que se forjó el diestro.
No mejoró el panorama para Ureña con el sexto, más bien fue a peor, porque con este toro no pudo ni pegarse un arrimón. No tuvo el de Domingo Hernández entrega ni en el capote ni en el caballo y en banderillas se dolió. Ya en la muleta de Ureña, embestida descompuesta, a media altura y calamocheando, lo que hizo que tropezase en exceso la muleta, y con alguna colada antes de rajarse el toro y no querer nada de pelea. Pinchó antes de dejar una estocada.
Un escalón más se bajó con el tercero de la tarde, de Domingo Hernández, no sólo en juego, sino también en presentación. Se quedó corto en el capote de Luque y al caballo se fue en un arreón que derribó y le dio una cornada en el cuello, y en banderillas, apretó. Todo era poco prometedor para la faena de muleta y así fue, porque le costó tomar la muleta y cada vez estaba más parado, por lo que Luque, tras intentarlo por ambos pitones, decidió abreviar. Tras un pinchazo dejó una estocada que fue suficiente para que el toro doblase.
Los primeros tercios del quinto fueron en la línea de toda la tarde, con poca entrega del toro y con un buen susto para Jesús Arruga en banderillas, al que el toro no llegó a prender porque la Virgen de los Llanos sacó su capote. Lo que cambio en el descastado toro es que repitió más en la muleta de Luque, aunque sin entregarse, pero el diestro de Gerena compuso bien la figura y supo perder los pasos precisos en algunas tandas para ligar los muletazos. Por el izquierdo le costó más al toro, pero también dejó algunos naturales de buen gusto ante un toro que fue ganando terreno hacia su querencia. Ya en el tramo final, tras varios naturales sin ayuda llegaron las luquesinas, que calaron en los tendidos, lo que, unido a la buena estocada que dejó, hizo que aflorasen los pañuelos y en la Presidencia se concedieron dos orejas con celeridad.
La primera parte del festejo acabó con otro toro descastado, sin clase, que lo más que hizo fue repetir en el capote de Borja Jiménez, que lo recibió con verónicas a pies juntos, varias chicuelinas y remató, en los medios con una revolera. Después, echó la cara arriba en el caballo, esperó en banderillas y en la muleta del diestro de Espartinas tuvo medias embestidas, con menos continuidad según avanzaba una faena en la que el torero estuvo entregado, pero con poco que conseguir. Estuvo poco certero con los aceros y tras tres pinchazos dejó una estocada.
El mejor toreo. Saltó el octavo al ruedo y Borja Jiménez, único diestro que no había tocado pelo, demostró desde el principio que no se quería ir de vacío. Lo hizo con el saludo con el capote, con verónicas que remató con media en los medios. Continuó su ambición con una faena de muleta que fue a más y que tuvo los mejores pasajes en el toreo al natural, con muletazos templados y hondos, con calado en los tendidos, que respondían con rotundos olés. Todo estaba hecho, sólo faltaba poner la rúbrica con la espada. Dejó media estocada y precisó de dos descabellos, pero no fue impedimento para que se pidiese la oreja y se concediese.
LA FICHA
Ganadería. Se lidiarontoros de Domingo Hernández y Garcigrande, desiguales de presentación, descastados y de mal juego, con la excepción del octavo.
Sebastián Castella. Balnco y oro. Ovación y una oreja.
Paco Ureña. Caña y oro. Una oreja y ovación.
Daniel Luque. Tabaco y oro. Silencio y dos orejas.
Borja Jiménez. Lila y oro. Palmas y una oreja
Incidencias.
Tres cuartos de entrada.