Munera disfrutó de una tarde triunfal en su plaza de toros

Pedro Belmonte
-

El balance fue de cuatro orejas para Samuel Navalón, tres Alejandro Peñaranda y dos Pablo Víllora

Los tres protagonistas de la tarde salen en hombros de la plaza munerense. - Foto: P. Belmonte

Con lleno en los tendidos, se celebró una corrida mixta en la que se lidiaron cuatro toros de La Palmosilla y dos erales del mismo hierro, de buena presentación, nobles y manejables, destacando el lidiado en quinto lugar, al que se le dio la vuelta al ruedo, para Alejandro Peñaranda, Samuel Navalón y Pablo Víllora. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Cantos Pimpi de Albacete y del munerense Miguel Blázquez, encargado de la plaza en la época de Pedro Fornés.

Abrió plaza Alejandro Peñaranda con un toro noble, que empujó en el caballo aunque en la muleta le faltó un tranco, que suplió el de Iniesta con buena colocación y en los terrenos idóneos, conjuntando una faena muy templada por los dos pitones, con series de muletazos enclasados y de muy buena factura. Toreo del bueno con mando y gusto, que remató de una buena estocada, cortando las dos orejas.

Muy deslucido el cuarto de la tarde, segundo del lote de Peñaranda, un animal al que costaba mucho llevarlo templado por el defecto de pegar cabezazos al final del muletazo. Tampoco anduvo sobrado de fuerzas, lo que acentuaba más la descompostura de las embestidas. Se metió con él y a fuerza de mandarle mucho y anticiparse, pudo cuajarle algunas tandas buenas de mucho mérito. Pinchazo y estocada y cortó otra oreja.

Toro noble y no sobrado de fuerzas fue el primero del lote de Samuel Navalón, al que recibió con verónicas muy templadas y con gusto. Bien cogido y medido por Ricardo Romero en el caballo, llegando a la muleta  con buen son aunque sin poder exigirle mucho. Samuel cuajó al de La Palmosilla con mucha suavidad y temple, ejes de la faena que resultó compacta y ligada por los dos pitones, llevándolo todo lo largo que le permitió el toro. Finalizó entre los pitones con adornos que llegaron con fuerza al tendido. Lo mató de una estocada y cortó las dos orejas.

Un buen toro tuvo delante Samuel Navalón en quinto lugar, repitiendo y embistiendo entregado. Lo recibió con un ramillete de verónicas muy templadas y encajado, con gusto. En la muleta toreó con mucho ajuste, templado y ligando series con las dos manos que hicieron ponerse en pie al tendido. Firme, despacio y muy torero, sin perder la compostura nunca, una faena compacta y mandona que finalizó de una estocada hasta los gavilanes, levantándolo el puntillero en dos ocasiones, cortando otras dos orejas y dándole la vuelta al ruedo al toro.

Alternó con los matadores el alumno de la Escuela Taurina de Albacete Pablo Víllora, quien tuvo un primer novillo que embistió encastado y con el que estuvo francamente bien, toreándolo templado por ambos pitones, adornándose con luquecinas finales, necesitando de tres pinchazos, estocada casi entera algo trasera y varios descabellos, recogiendo una ovación. Volvió a recibir a porta gayola al que cerró el festejo, con el que quitó por gaoneras Juan Zamora. Brindó a sus padres, componiendo una faena vibrante y derrochando voluntad. Media estocada y dos orejas.