Aquel poeta maldito que fue Baudelaire afirmaba que para alcanzar la condición de genio, en cualquiera de las artes, es imprescindible ser sublime sin interrupción. Y va camino de ello, si es que no ha alcanzado ya tal catadura, la polifacética Mayte Olmedilla. Una paisana con un vasto historial de servicio a la cultura en general y en particular a su dimensión como música, actriz, clown, escenógrafa y concertista y profesora de viola. Junto a dos compañeras formó compañía y con sus espectáculos Funamviolistas y Contradanza triunfaron a lo grande no sólo en España. Ya en solitario creó su personaje de clown en Everlasting Love, que ha sido clave para llamar la atención a la Universidad de Temple (en Filadelfia, la principal metrópolis del estado de Pensilvania) donde lleva año y medio dando clases con un contrato hasta 2029. Aunque en la próxima Navidad vendrá a España y ha aceptado la petición de hacer un coloquio con actuación final incluida en la sede del grupo Asociación Cultural Albacete en Madrid, que la premió años atrás con su galardón Distinguidos.
Este cambio geográfico y vital en su existencia no es algo que tuviera previsto, ya que como tantas otras cosas en la vida surgió de manera casual, como explica. Eso sí, sentía que necesitaba un cambio de aires, y tras una de las funciones en Buenos Aires de su mencionado espectáculo unipersonal, se enteró que le había impresionado a una profesora de este centro universitario estadounidense. «Me dijo que quería dar allí unas clases sobre mí». De inmediato, en el último día de plazo pidió la beca Fulbright, que fue la única que se concedió en 2023 en España.
El reto era importante, al tratarse de tan prestigiosa universidad especializada en investigación que cuenta con 40.000 alumnos y más de 400 programas académicos. En ella está impartiendo clases dentro del departamento de Filosofía y Danza en una labor que tiene que ver con su multivalente experiencia de tres lustros en la creación de lenguajes interdisciplinares, gestuales y físicos. «En general lo que observo es que mi perfil no es muy habitual aquí porque las artes se encuentran todavía muy separadas como disciplinas diferentes, así que les viene bien un punto de vista distinto».
Así, de forma casi inconsciente, burla burlando, y un poco harta en relación con las que, aunque no sean de su agrado, entiende como exigencias lógicas comerciales en España, le asaltó esta importante variación profesional, que también es vital, a la que le restan aún cinco años, cuando cumple la beca de doctorado. Y, al margen de otras experiencias sobre las que se pronuncia líneas adelante, sí que le han servido para darse cuenta de que «se cuida poco a los artistas en España», por lo que decidió indagar en el mundo de la investigación: «Siempre me ha gustado pensar y filosofar en torno a las artes».
Como es lógico, celebra que la universidad de Filadelfia haya confiado en su talento y esté apoyándole para investigar en las citadas artes escénicas. Incluso agrega que la queja anterior sobre el trato a los artistas españoles no es óbice para admitir que no por ello deja de sentirse orgullosa de su exitosa trayectoria en nuestro país por la magnífica formación -«siempre pública», presume- que ha recibido. Un orgullo que cree se debe, entre otras razones, a que se considera una persona con una curiosidad incansable, siempre ocupada de seguir creciendo y desarrollando nuevos lenguajes, en vez de sólo establecerse en un determinado lugar como artista.
Calidad de vida. Tiene, por tanto muy clara su postura general en la vida: «Digamos que soy algo resbaladiza, difícil de clasificar. Eso también tiene sus consecuencias, pero me siento a día de hoy bastante libre. Por otro lado, creo que para todo lo que he realizado, se ha considerado muy poco mi carrera». Aunque agrega que se conformaría con algo muy importante: «Que mi ejemplo podría servir quizá como referencia a otra gente joven».
Una personalidad compleja amén de una artista completa y con gran capacidad didáctica cuya rutina diaria consiste en levantarse temprano y marchar a la universidad, donde lo primero es echar un vistazo y responder a una cantidad ingente de correos electrónicos, así como también leer y escribir muchos artículos. «Lo más agotador es lidiar constantemente con una segunda lengua que no es la tuya. Y es que hay que tener mucho cuidado con los malentendidos y sensibilidades de cada sitio. Eso aquí es fundamental».
Párrafos arriba se señalaba que, al margen de lo estrictamente artístico, está experimentando otras sensaciones sobre el conocido como american way of life, dentro del complejísimo contexto estadounidense. Ya que, por un lado, es una sociedad «muy diversa y muy avanzada en ciertas cuestiones sociales». Mas, por otro también es una sociedad «muy individualizada y muy capitalista». Y un ejemplo increíble es que a día de hoy EEUU todavía no se ha recuperado totalmente de la crisis de la Covid, algo que le ha impactado mucho. Y, en principio, más increíble todavía, el triunfo de Trump, que dejó muy abatida a una ciudad progresista como Filadelfia, con la gente, como ella, viendo este «inmediato panorama desolador».
Coincide como tantas otras personas que salen de España en una valoración positiva sobre nuestro país, por lo que aconseja a los que aquí residimos hacerse una profunda reflexión del valor de los servicios públicos que disponemos «y la calidad de vida que nos brindan, para protegerlos y protegernos». En cambio, en EEUU todo es a base de mucho dinero, y si no lo tienes simplemente te quedas fuera del sistema y, lo que es peor, de la sanidad. «Si no eres rico no te atienden en nada».
Aparte de que echa de menos la parte social española en general, en cuestiones tan sencillas como salir a la calle, conversar en el espacio público tomando unas cañas «y cosas a las que aparentemente no le damos mucho valor. Aquí se revela su ausencia con mucha fuerza». En tal aspecto también se acuerda mucho de Albacete, de su calidad de vida y de su gente, de sus edificios emblemáticos como el Pasaje de Lodares, la antigua Cámara de Comercio, el Ayuntamiento viejo, el Mercado de Villacerrada al que tanto iba. Y, claro, la maravillosa Feria, de la que, orgullosa, se declara «fanática absoluta».