Víctor de Aldama, el empresario madrileño al que la Guardia Civil considera «elemento corruptor» de  la trama y presunto conseguidor del 'Caso Koldo', trató de adquirir el control accionarial del CD Toledo antes de hacerse con las riendas del Zamora FC.

Aldama, que compareció voluntariamente ante el juez el pasado jueves tras llevar un mes en prisión por un presunto fraude de hidrocarburos valorado en más de 180 millones de euros, salió en libertad horas después de prestar testimonio en la Audiencia Nacional, asegurando haber mantenido reuniones con altos cargos del Gobierno de Pedro Sánchez y señalando directamente al propio presidente.

El empresario ha asegurado ante los medios de comunicación tener pruebas que respaldan sus acusaciones, entre las que figuran desde el supuesto pago de comisiones al exministro José Luis Ábalos, a su mano derecha Koldo García y al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, hasta reuniones con Teresa Ribera y el propio Sánchez; que dice le agradeció unas gestiones realizadas por un contrato ferroviario en México de las que estaba «informado».

Además, según la Guardia Civil, la relación del empresario con el exministro Ábalos habría sido indispensable para el rescate público de 475 millones de euros a la aerolínea Air Europa en 2020, así como organizador necesario de una visita frustrada de la vicepresidenta venezolana al aeropuerto de Barajas.

Aldama cuenta con negocios en casi todos los rincones del mundo, desde Sudamérica a Rusia, y es conocido en Madrid por su implicación en el sector textil. También posee un restaurante y una cafetería en el Cuatro Torres Business Área, el parque empresarial de los rascacielos de la Castellana. Precisamente fue allí donde trató de cerrar uno de sus intentos de compra del CD Toledo.

Fue en noviembre de 2014, cuando el club pertenecía a Essentium , el grupo constructor dirigido por la familia de la entonces vicepresidenta económica del FC Barcelona, Susana Monje.

En aquella ocasión, se produjo una reunión en el restaurante de Aldama en las Cuatro Torres a la que asistió el marido de Susana Monje y en la que no se cerró la transacción al no recibir Essentium buenos informes del empresario. La intención de la familia Monje era que el club no cayera en malas manos, y parece que su decisión fue a todas luces acertadas.

Años antes de este intento hubo un primero. Fue en 2008 y la reunión tuvo lugar en un despacho de Aldama entre la Puerta de Alcalá y Cibeles, pero tampoco se produjo ningún acuerdo para el traspaso de las acciones del conjunto toledano.

En esos años, Aldama estaba obsesionado con adquirir un club de fútbol. Lo intentó en 2011 con el Córdoba, cuando llegó a un acuerdo por el 98,8% de sus acciones por valor de su deuda: 8,5 millones de euros. Pero no llegó a cristalizarse, ya que nunca hizo efectivo el pago y la operación se rompió.

Equipos como el Cádiz, el Xerez o el Murcia también fueron sondeados por Aldama en los años en los que se interesó por el Toledo en dos ocasiones, hasta que finalmente su búsqueda de un club de fútbol se topó con el Zamora en la temporada 2018-19. El equipo había estado rozando el ascenso a Segunda División y el empresario se presentó como su salvador, adquiriendo la deuda e invirtiendo para evitar su desaparición. Transformó el equipo en Sociedad Anónima Deportiva en 2020, pero los resultados deportivos no acompañaron y el club bajó de categoría. En 2022 se conoció que tenían deudas con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria ordenó el embargo de sus ingresos.

Aldama, acuciado por las deudas, vendió el Zamora en 2023 y puso fin a su aventura en el mundo del fútbol en la que, gracias al buen ojo de los gestores entonces del CD Toledo, no se incluyó al conjunto verde.